VATICANO - Benedicto XVI en la audiencia general retoma el ciclo de catequesis iniciado por Juan Pablo II sobre los Salmos y Cánticos: “Dios aparece como el «guardián» siempre despierto, atento y lleno de atenciones, el centinela que vela por su pueblo”

miércoles, 4 mayo 2005

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - "Como ya anuncié el miércoles pasado, he decidido retomar en las catequesis el comentario a los Salmos y Cánticos que componen las Vísperas, utilizando los textos preparados por mi predecesor Juan Pablo II". Con estas palabras el Santo Padre Benedicto XVI comenzó su discurso durante la audiencia general del miércoles en la plaza de San Pedro. El Papa comentó el Salmo 120 - El guardián de Israel - Vísperas del viernes de la II semana, Lectura: Sal 120,1-4.7-8. "Es un Salmo de confianza - ha explicado el Santo Padre - ya que en él resuena en seis ocasiones el verbo hebreo shamar, «custodiar, proteger». Dios, cuyo nombre se evoca repetidamente, aparece como el «guardián» siempre despierto, atento y lleno de atenciones, el centinela que vela por su pueblo para defenderlo de todo riesgo y peligro".
Esta fe del orante es ilustrada en el Salmo con la imagen del guardián y del centinela “que, vigilan y protegen”… "Aparece después otro símbolo, el de la «sombra», que implica la reanudación del viaje durante el día soleado (Cf. versículo 5). Viene a la mente la histórica marcha en el desierto del Sinaí, donde el Señor camina al frente de Israel «de día en columna de nube para guiarlos por el camino»" . El tercer símbolo es el del Señor que «está a la derecha» de su fiel. “Es la posición del defensor, tanto militar como en un proceso: es la certeza de no quedar abandonados en el momento de la prueba, del asalto del mal, de la persecución".
Al final del Salmo, ha dicho el Papa, es presentada una declaración sintética de confianza: Dios nos custodiará con amor en todo instante, guardando nuestra vida humana de todo mal. Cada una de nuestras actividades... se encuentra bajo la mirada vigilante del Señor, cada uno de nuestros actos y todo nuestro tiempo, ahora y por siempre”.
Después de haber resumido Su catequesis en diversas lenguas, el Santo Padre saludó a los grupos de fieles presentes. En particular, dirigiéndose a los jóvenes, a los enfermos y a los novios, recordó el mes dedicado a Maria con estas palabras: " En este mes de mayo, dedicado de manera especial a la Madre del Señor, os invito a vosotros, queridos jóvenes, a entrar en la escuela de María para aprender a amar y seguir a Cristo por encima de cualquier cosa. Que la Virgen os ayude a vosotros, queridos enfermos, a contemplar con fe el misterio del dolor y comprender el valor salvífico de cada cruz. Os encomiendo, queridos recién casados, a la maternal protección de la Virgen Santa, para que podáis vivir en vuestra familia el clima de oración y de amor de la casa de Nazaret." (S.L) (Agencia Fides 4/5/2005, Líneas: 33 Palabras: 498)


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