VATICANO - Benedicto XVI lanza desde la tumba del apóstol Pablo la urgencia de la misión: "Al inicio del tercer milenio, la Iglesia siente con renovado impulso que el mandato misionero de Cristo es más que nunca actual"

martes, 26 abril 2005

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - "La Iglesia es por naturaleza misionera, su principal misión es la evangelización… Al inicio del tercer milenio, la Iglesia siente con renovado impulso que el mandato misionero de Cristo es más que nunca actual": afirmó ayer, 25 de abril, el Santo Padre Benedicto XVI, en la Basílica de San Pablo en la Via Ostiense. Al día siguiente de la Misa del inicio de su Ministerio Petrino, con esta visita al sepulcro del apóstol Pablo, “a las raíces de la misión", el Papa ha querido expresar la unión inseparable que une la Iglesia de Roma con el apóstol de las Gentes junto al Pescador de Galilea.
"Es esta para mí una peregrinación muy deseada, un gesto de fe, que realizo en mi nombre, pero también en nombre de la querida Diócesis de Roma, de la que el Dios me ha constituido Obispo y Pastor, y de la Iglesia universal confiada a mis cuidados pastorales - ha dicho el Papa -. Una peregrinación, por así decir, a las raíces de la misión, de esa misión que Cristo resucitado confió a Pedro, a los Apóstoles y, de modo singular, también a Pablo, empujándolo a anunciar el Evangelio a las gentes, hasta llegar a esta Ciudad, dónde, después de haber predicado durante mucho tiempo el Reino de Dios, ofreció con su sangre el extremo testimonio a su Señor, que lo había conquistado y enviado."
Benedicto XVI ha recordado el ejemplo del su "amado y venerado predecesor Juan Pablo II, un Papa misionero, cuya actividad tan intensa, testimoniada con sus más de cien viajes apostólicos más allá de los confines de Italia, es realmente inimitable", y ha pedido al Señor que le de también a el un amor similar, "para que no tenga paz frente a las urgencias del anuncio evangélico en el mundo de hoy". Después de haber citado el Decreto "Ad gentes" que el Concilio Ecuménico Vaticano II dedicó a la actividad misionera, el Papa afirmó: "Al inicio del tercer milenio, la Iglesia siente con renovada viveza que el mandato misionero de Cristo es más que nunca actual. El Gran Jubileo del Año dos mil la llevó a 'comenzar de nuevo de Cristo', contemplado en la oración, para que la luz de su verdad irradie a todos los hombres, ante todo con el testimonio de la santidad."
San Pablo hizo de Cristo “el centro de su vida" y "la pasión por Cristo le llevó a predicar no sólo el Evangelio con la palabra, sino con la propia vida, cada vez más conformado a su Señor. Al fin, Pablo anunció a Cristo con el martirio y su sangre, junto a la de Pedro y de tantos otros testigos del Evangelio, regó esta tierra e hizo fecunda la Iglesia de Roma". El Papa recordó por último, que también el siglo XX ha sido "un tiempo de martirio", puesto en gran relieve por el Papa Giovanni Juan Pablo II. "Si pues la sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos, al inicio del tercer milenio es lícito esperar una renovada floración de la Iglesia, especialmente allí dónde ha sufrido principalmente por la fe y por el testimonio del Evangelio". Por último, Benedicto XVI ha pedido, por intercesión de san Pablo, "la alegría de anunciar y testimoniar a todos la Buena Nueva de Cristo Salvador" por la Iglesia de Roma, por su Obispo y por todo el Pueblo de Dios. (S.L) (Agencia Fides 26/4/2005; Líneas: 38 Palabras: 607)


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