VATICANO - El Papa Benedicto XVI al Colegio Cardenalicio: "A las intensas emociones vividas se añaden una íntima necesidad de silencio y dos sentimientos entre ellos complementarios: un vivo deseo de corazón de agradecimiento y un sentido de humana impotencia ante la elevada misión que me espera"

viernes, 22 abril 2005

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - El Santo Padre Benedicto XVI ha recibido en audiencia esta mañana en la Sala Clementina del Palacio Apostólico Vaticano, a los Cardenal presentes en Roma. "A las intensas emociones vividas con ocasión de la muerte de mi venerado predecesor Juan Pablo II y luego durante el Cónclave y sobre todo en su epílogo, se añaden una íntima necesidad de silencio y dos sentimientos entre ellos complementarios - ha dicho el Papa -: un vivo deseo de corazón de agradecimiento y un sentido de humana impotencia ante la elevada misión que me espera."
En particular, el Santo Padre ha expresado sus propios sentimientos de gratitud a Dios, que le ha querido a pesar de la humana fragilidad, como Sucesor del apóstol Pedro. Y después ha todos los que han demostrado su "espiritual solidaridad" (Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, jóvenes y ancianos) a cada uno de los miembros del Colegio Cardenalicio, "por la activa colaboración que han prestado a la gestión de la Iglesia durante la Sede Vacante". Benedicto XVI ha dirigido después un particular saludo a los Cardenales que, "por motivo de su edad o enfermedad, no han participado en el Cónclave" y a un gracias a cuántos, "con diversas funciones, han cooperado a la organización y desarrollo del Cónclave."
El Papa ha agradecido después a los Cardenales la confianza depositada en el, invitándoles a que no dejen de apoyarle: " No nos queda más, a mí y a todos nosotros juntos, que aceptar de la Providencia la voluntad de Dios y hacer todo lo que podamos para corresponder a ella, ayudándonos mutuamente en el cumplimiento de las respectivas tareas al servicio de la Iglesia". Por último, Benedicto XVI ha recordado a sus Predecesores: el beato Juan XXIII, los siervos de Dios Pablo VI y Juan Pablo I y especialmente a Juan Pablo II, "cuyo testimonio en los días pasados, nos ha apoyado más que nunca y cuya presencia seguimos experimentando vivamente".
Antes de concluir su discurso invocando a Maria, Mater Ecclesiae, el Papa ha dirigido a los Cardenales esta exhortación: "Cada uno regresará ahora a su respectiva Sede para reanudar su trabajo, pero espiritualmente permaneceremos unidos en la fe y en el amor del Señor, en el vínculo de la celebración eucarística, en la oración insistente, compartiendo el cotidiano ministerio apostólico. Vuestra espiritual cercanía, vuestros iluminados consejos y vuestra cooperación concreta serán para mí un don del que siempre estaré agradecido y un estímulo para cumplir el mandato que me ha sido confiado con total fidelidad y entrega". (S.L) (Agencia Fides 22/4/2005, Líneas: 34 Palabras: 471)


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