VATICANO - Mensaje del Papa Benedicto XVI al término de la Concelebración Eucarística con los Cardenales: "Invoco de Dios la unidad y la paz para la familia humana y declaro la disponibilidad de todos los católicos a colaborar en un auténtico desarrollo social, respetuoso de la dignidad de todo ser humano"

miércoles, 20 abril 2005

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - Esta mañana, 20 de abril, a las 9horas el Santo Padre Benedicto XVI ha presidido su primera Concelebración Eucarística como Pontífice con los Cardenales en la Capilla Sixtina. Al término de la celebración el Santo Padre ha leído un Mensaje en lengua latina, del que reconducimos algunos pasajes de la traducción italiana.
“En mi espíritu conviven en estos momentos dos sentimientos contrastantes. Por una parte, un sentido de incapacidad y de turbación humana por la responsabilidad ante la Iglesia universal que ayer se me confío de sucesor del apóstol Pedro en esta sede de Roma. Por otra parte, siento viva en mí una gratitud profunda a Dios que, como cantamos en la liturgia, no abandona a su rebaño, sino que lo conduce a través de los tiempos bajo la guía de quienes Él mismo ha escogido como vicarios de su Hijo y ha constituido pastores (Cf. Prefacio de los apóstoles I)”....
"La muerte del Santo Padre Juan Pablo II y los días sucesivos han sido para la Iglesia y para el mundo entero un tiempo extraordinario de gracia. El gran dolor por su desaparición y la sensación de vacío que ha dejado en todos se han mitigado gracias la acción de Cristo resucitado, que se ha manifestado durante largos días en la oleada de fe, de amor y de solidaridad espiritual, culminada en sus exequias solemnes".…
"Sorprendiendo todas mis previsiones, la Providencia divina, a través del voto de los venerados padres cardenales, me ha llamado a suceder a este gran Papa.... Si es enorme el peso de la responsabilidad que cae sobre mis pobres hombros, también es desmesurada la potencia divina sobre la que puedo contar… Pido también a todos los hermanos en el episcopado que estén a mi lado con la oración y con el consejo para que pueda ser verdaderamente el Servus Servorum Dei. Como Pedro y los demás apóstoles constituyeron por voluntad del Señor un único colegio apostólico, del mismo modo el sucesor de Pedro y los obispos, sucesores de los apóstoles tienen que estar estrechamente unidos entre ellos, como lo reafirmó con fuerza el Concilio (Cf. Lumen gentium, 22). Esta comunión colegial, si bien en la diversidad de papeles y de funciones del romano pontífice y de los obispos, está al servicio de la Iglesia y de la unidad de la fe, de la que depende notablemente la eficacia de la acción evangelizadora en el mundo contemporáneo. Por tanto, quiero proseguir por esta senda en la que han avanzado mis venerados predecesores, preocupado únicamente de proclamar al a todo el mundo la presencia viva de Cristo" …
“Tengo ante mí, en particular, el testimonio del Papa Juan Pablo II. Deja una Iglesia más valiente, más libre, más joven. Una Iglesia que, según su enseñanza y su ejemplo, mira con serenidad al pasado y no tiene miedo del futuro. Con el Gran Jubileo se ha adentrado en el nuevo milenio, llevando en las manos el Evangelio, aplicado al mundo actual a través de la autorizada relectura del Concilio Vaticano II… También yo, por tanto, al prepararme al servicio del sucesor de Pedro, quiero reafirmar con fuerza la voluntad decidida de proseguir en el compromiso de realización del Concilio Vaticano II, siguiendo a mis predecesores y en continuidad fiel con la tradición de dos mil años de la Iglesia”
"Mi pontificado inicia de manera particularmente significativa mientras la Iglesia vive el año especial dedicado a la Eucaristía.… La Eucaristía, corazón de la vida cristiana y manantial de la misión evangelizadora de la Iglesia, no puede dejar de constituir el centro permanente y la fuente del servicio petrino que me ha sido confiado… En este año, por lo tanto, se tendrá que celebrar con relieve particular la solemnidad del Corpus Christi. La Eucaristía será el centro de la Jornada Mundial de la Juventud en Colonia y en octubre, de la Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos, cuyo tema será: «La Eucaristía, fuente y cumbre de la vida y la misión de la Iglesia». Les pido a todos que intensifiquen en los próximos meses el amor y la devoción a Jesús Eucaristía y que expresen con valentía y claridad la fe en la esperanza real del Señor, sobre todo mediante la solemnidad y la dignidad de las celebraciones" …
"Plenamente consciente, por tanto, al inicio de su ministerio en la Iglesia de Roma que Pedro ha regado con su sangre, su actual sucesor asume como compromiso prioritario trabajar sin ahorrar energías en la reconstitución de la unidad plena y visible de todos los seguidores de Cristo. Ésta es su ambición, éste es su apremiante deber. Es consciente de que para ello no bastan las manifestaciones de buenos sentimientos. Son precisos gestos concretos que penetren en los espíritus y remuevan las conciencias, llevando a cada uno hacia esa conversión interior que es el presupuesto de todo progreso en el camino del ecumenismo". …
"La Iglesia de hoy debe reavivar en sí misma la conciencia de la tarea de volver a proponer al mundo la voz de Aquél que dijo: «Yo soy la luz del mundo; el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida» (Juan 8, 12). Al emprender su ministerio, el nuevo Papa sabe que su deber es hacer que resplandezca ante los hombres y las mujeres de hoy la luz de Cristo: no la propia luz, sino la de Cristo. Con esta conciencia me dirijo a todos, también a aquellos que siguen otras religiones o que simplemente buscan una respuesta a las preguntas fundamentales de la existencia y todavía no la han encontrado. Me dirijo a todos con sencillez y cariño para asegurarles que la Iglesia quiere seguir manteniendo con ellos un diálogo abierto y sincero, en búsqueda del verdadero bien del ser humano y de la sociedad. Invoco de Dios la unidad y la paz para la familia humana y declaro la disponibilidad de todos los católicos a colaborar en un auténtico desarrollo social, respetuoso de la dignidad de todo ser humano. … Pienso particularmente en los jóvenes. A ellos, interlocutores privilegiados del Papa Juan Pablo II, dirijo mi afectuoso abrazo en espera, si Dios quiere, de encontrarme con ellos en Colonia, con motivo de la próxima Jornada Mundial de la Juventud. Con vosotros, queridos jóvenes, futuro y esperanza de la Iglesia y de la humanidad, seguiré dialogando y escuchando vuestras esperanzas para ayudaros a encontrar cada vez con mayor profundidad a Cristo viviente, el eternamente joven".…
"Mane nobiscum, Domine! ¡Quédate con nosotros, Señor! Esta invocación, que es el tema dominante de la Carta Apostólica de Juan Pablo II para el Año de la Eucaristía, es la oración que brota de modo espontáneo de mi corazón, mientras me dispongo a iniciar el ministerio al que me ha llamado Cristo. Como Pedro, también yo renuevo a Dios mi promesa de fidelidad incondicional. Sólo quiero servirle a Él, dedicándome totalmente al servicio de su Iglesia. Como apoyo en el cumplimiento de esta promesa, invoco la materna intercesión de María santísima, en cuyas manos pongo el presente y el futuro de mi persona y de la Iglesia. Que intercedan también los santos apóstoles Pedro y Pablo y todos los santos" (S.L) (Agencia Fides 20/4/2005, Líneas: 82 Palabras: 1255)


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