Las etapas fundamentales de la Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos por África

lunes, 11 abril 2005

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - En la festividad de la Epifanía del Señor de 1989, el Santo Padre Juan Pablo II anunció su intención de convocar una Asamblea Epecial del Sínodo de los Obispos por África. En julio de 1990 se publicaron en Lomé (Togo) los Linementa, con ocasión de una reunión del Episcopado africano, dando así inicio a la fase de reflexión y preparación que se concluyó con la redacción del Instrumentum laboris, publicado en febrero de 1993 en Kampala (Uganda), durante la novena visita pastoral del Santo Padre en África.
La solemne y festiva apertura, con elementos propios de la cultura africana, de la Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos por África sobre el tema “La Iglesia en África y su misión evangelizadora hacia el año 2000: ‘Seréis mis testigos’ (Hch 1,8)” tuvo lugar el domingo 10 de abril de 1994. Desgraciadamente, los Obispos de Rwanda no pudieron participar en tal acontecimiento histórico. Durante su homilía, Juan Pablo II manifestó su profunda preocupación por el país africano y recordó con acuciantes palabras: “El pueblo y la Iglesia ruandeses sufren en estas horas una impresionante tragedia a la que se une el dramático asesinato de los presidentes de Rwanda y de Burundi. Comparto el sufrimiento con vosotros, Obispos, frente a esta nueva catastrófica oleada de violencia y de muerte que, invistiendo este dilecto país, ha hecho correr en medida impresionante también la sangre de sacerdotes, religiosas y catequistas, víctimas de un odio absurdo. Junto a vosotros, reunidos en este Sínodo africano, y en espiritual comunión con los Obispos de Rwanda, que no han podido estar presentes hoy aquí con nosotros, siento el deber de dirigir un llamamiento para que se detenga la mano homicida de los violentos. Alzo mi voz con vosotros para decirles a todos: ¡Basta con estas violencias! ¡Basta con estas tragedias! ¡Basta con estas masacres fratricidas!” Todos los trabajos del Sínodo por África, el primero de la historia, estuvieron influenciados por las trágicas noticias que poco a poco iban llegando desde Rwanda. El 14 de abril el Santo Padre celebró una Misa por el pueblo ruandés y los miembros del Sínodo hicieron un “pesante llamamiento” en favor de la reconciliación y de los negociados de paz en Rwanda. En el mensaje, firmado por los tres presidentes delegados, los Padres Sinodales se declaraban “profundamente entristecidos por los trágicos acontecimientos” y se dirigieron “a todos los que estaban implicados en este conflicto para que hicieran callar las armas y pusieran fin a las atrocidades y a los asesinatos”.Este llamamiento se redactó como respuesta a la carta enviada por los Obispos ruandeses, que no habían podido participar en el Sínodo a causa de la trágica situación de su país. Durante un mes, los Padres Sinodales, siguiendo el Instrumentum laboris, trataron el tema general de la evangelización desde 5 perspectivas: proclamación del mensaje, inculturación, diálogo, justicia y paz, medios de comunicación social.
En el largo “Mensaje al Pueblo de Dios”, redactado por los Padres Sinodales como conclusión de los trabajos, los 315 participantes definían el Sínodo que se acababa de concluir “Sínodo de la resurrección, Sínodo de la esperanza” y dieron gracias a Dios y al Papa que lo había convocado. Después de rendir homenaje al esfuerzo heroico cumplido por los misioneros de las diversas generaciones “por darnos lo que mejor tenían: Jesucristo”, el Mensaje subraya el inicio de una nueva fase de la historia de la evangelización del continente africano. El tema de la inculturación se presenta en sus múltiples aspectos y dimensiones y se citan, después, todos los temas debatidos (familia, justicia, paz, guerra, empeño en política, pobreza, enfermedades, autonomía financiera, medios de comunicación social, formación…)El Mensaje contiene también una serie de llamamientos a sacerdotes, familias, comunidades eclesiales, escuelas y centros de investigación, teólogos africanos, fieles laicos, religiosos, catequistas, seminaristas, jóvenes, mujeres.”En la acción de gracias por el don de la fe recibida, animados por un grande goce, miramos hacia el año 2000, que está en el horizonte -escriben los Padres Sinodales al término de su Mensaje-. Estamos llenos de esperanza y decididos a compartir la Buena Nueva de la salvación en Jesucristo”. (S.L.) (Agencia Fides 11/04/05)


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