AMERICA/MÉXICO - “El Papa ha atraído y conquistado con su personalidad el corazón del México”: un testimonio del Padre Francisco González, de la Archidiócesis de Guadalajara

miércoles, 6 abril 2005

Guadalajara ( Agencia Fides) - En una declaración a la Agencia Fides, Padre Francisco González, de la Archidiócesis de Guadalajara (México) refiere que el Papa, tras su quinta y última visita al México desde 1979, en que realizó la primera, “se quedó clavado en el corazón mejicano, no salió de él, ni saldrá nunca”.
“El Papa ha atraído y conquistado con su personalidad el corazón del México, por eso el pueblo mexicano, en los momentos de dolor y sufrimiento del Santo Padre, se ha abrazado a él y ha rezado intensamente con sencillez y con grande fervor. Y no podía ser de otra manera puesto que el Papa, que no tenía parientes directos en vida, se ha construido una familia en todas las familias. Por tanto, ¿Quién puede sentir a Juan Pablo II como un extraño? ¿Quién no tiene un recuerdo, una imagen, una fotografía del Santo Padre? El Papa está en todas las casas mexicanas. El Papa es mexicano, como dijo él mismo, y el México le permaneció y le permanecerá siempre fiel.
“Estas jornadas se viven en el México con profunda oración y dolor por su desaparición: las iglesias, a causa de la gran cantidad de gente che las abarrota, están llenas como si fuera domingo. Hay gente de pie. Algunos tienen en la mano una foto del Papa y las lágrimas discurren por las mejillas de todos sin interrupción”, explica Padre González.
Ante el Santuario de la Virgen de Guadalupe, tan amada por Juan Pablo II, se ha erigido una estatua al Papa. “La gente no cesa de llevar velas, poner flores, cantar canciones”. El Papa había atraído con su personalidad el corazón del México pues era “un hombre de gran fe, una persona de profunda piedad a Cristo y María, un ser humano con gran conocimiento del mundo y un Pastor de su rebaño”. El Padre Francisco González explica así el secreto de la sintonía de Juan Pablo II con el pueblo mexicano: “Desde joven, Karol había sido un luchador. Su lucha, su agonía, ha sido muy intensa, pero sabía cómo afrontarla. Ha sido un Papa fiel a lo que creía, un Papa universal, un Papa luchador. Se le podría adaptar muy bien lo que escribió San Pablo: he combatido, he vencido, ahora no me queda más que esperar el premio de Dios, juez justo. Él, que generosamente ha impartido tantas bendiciones, reciba de Dios su recompensa”. (Agencia Fides 06/04/05)


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