EUROPA/RUMANIA - "El hombre y esta tierra de la Europa oriental son campos de la nueva evangelización": impresiones de un misionero de los Oblatos de Maria Inmaculada después de la misión popular

miércoles, 23 marzo 2005

Bucarest (Agencia Fides) - Del 13 al 20 de marzo cuatro misioneros Oblatos de Maria Inmaculada han dado vida a una Misión popular en la parroquia de San Juan de Capestrano, en la ciudad de Targu Jiu, archidiócesis de Bucarest (ver Fides 11/3/2005). Uno de ellos, el p. Elio Filardo, ha enviado a Fides algunas reflexiones, que publicamos a continuación.
"Los misioneros llegaron a las viviendas de los 350 católicos diseminadas entre los 70.000 habitantes de Târgu Jiu. No ha sido siempre posible encontrar a las familias al completo. En algunos casos se esperaba a los misioneros junto al vecindario o a los amigos más íntimos. En estos breves encuentros que duraban al menos 30 minutos nos hemos conocido y compartido confiadamente las propias vivencias. En las narraciones de la gente se entreve el sufrimiento, se recogen testimonios de fe y se contempla en el fondo el don de la fidelidad conyugal vivida hasta el extremo. Se reza, se agradece y se invoca a Dios como Padre y se recibe la bendición con el Crucifijo del misionero. También hay tiempo para las preguntas sobre el sentido o sobre la fe, como en el caso de una persona que hubiera querido que se parase el tiempo: "La visita a mi familia ha sido muy corta. Hubiera querido que durase al menos 2-3-4 horas. ¿Es una prueba de egoísmo? Es difícil para mí, conversar directamente sobre temas espirituales en los primeros 10 minutos de un diálogo."
A veces durante la visita se inicia un recorrido que después continua en los Centros de Escucha de la Palabra y en otras citas de la semana como son la liturgia eucarística cotidiana, la celebración del sacramento de la reconciliación y otras celebraciones comunes. De esto da testimonio un joven papá: "Durante la visita de uno de los misioneros a mi casa sentí que el Señor estaba presente en nuestro diálogo. En los Centros de Escucha se han afrontado argumentos que ya había oído otras veces en la iglesia sin discutir nunca sobre ello y sin entenderlos en plenitud. Y por último, querría subrayar que la celebración eucarística de la fiesta de S. José me ha tocado intensamente porque se ha hablado del amor del padre."
Las familias de la parroquia que han albergado los 6 Centros de escucha han abierto sus casas a la Palabra de Dios y a todos los que han acogido la invitación de los misioneros. Inicialmente, como siempre, había un poco de miedo, no se sabía bien de qué se trataba y no siempre se conocía. Algunos han vivido este momento como la primera oportunidad para ir más allá del saludo intercambiado cada domingo antes de entrar en la iglesia. Sin embargo, apenas transcurrida una hora se desvanecía el temor y surgía la alegría de estar juntos. Se ha redescubierto la familia convocada por Dios que habla.
En uno de los Centros de escucha ha participado un joven sacerdote ortodoxo conocido en otra ocasión en Târgu Jiu. Su presencia ha maravillado y ha conmovido a los presentes. Poco antes había muerto su madre y el día anterior se hizo una celebración de conmemoración. Al final del encuentro el sacerdote ortodoxo pidió la palabra y manifestó el motivo de su presencia: "Reuniéndome con los misioneros aprendo un modo de vivir y de compartir la fe que considero bello y actual, que abre el corazón. Cuando se busca el amor no se hacen tantos problemas y sólo dan ganas de agradecer. Uno no puede avergonzarse de aprender de aquellos que el Señor nos pone delante para conocer y progresar cada vez más en este amor."
Una mamá confía haber experimentado una comunión más profunda entre los miembros de la comunidad y continua: he entendido que Dios me quiere y que el amor hacia mi marido y mi hijo se había entumecido en lo profundo de mi alma. Durante esta semana de misión, se ha derretido este hielo y ha resurgido aquellos que creía estaba ya perdido. He aprendido a escuchar, a tener calma y paciencia frente a los problemas de la vida cotidiana."
Acercándose a su Palabra ha crecido la conciencia de la necesidad de escuchar, de entrar en comunión con el Dios revelado en las escrituras. El Evangelio incluido en un clima de fraternidad ha sacado a la luz la identidad de Dios que a menudo chirría con la propia imaginación y con los usuales estereotipos que lo pintan únicamente como un juez ecuánime. Nuestro dios, el de nuestros sueños, se ha mostrado por desgracia bastante inconsistente con respecto a lo que Jesucristo revela en el Evangelio.
El Arzobispo de Bucarest, S. Exc. Mons. Ion Robu, abrió las puertas a la misión popular el domingo 13 de marzo, entregando la cruz a los Misioneros Oblatos de Maria Inmaculada y las lámparas de los Centros de Escucha a las familias. Durante la homilía de la celebración de apertura, que coincidió con el quinto domingo del tiempo ordinario en que la liturgia de la Palabra propone la resurrección de Lázaro, el arzobispo, subrayando que la Iglesia no ha recibido el poder de hacer resucitar a los muertos sino la tarea onerosa de perdonar los pecados, invitó a la gente a vivir la misión como una oportunidad para dejarse tocar por la gracia y para abrir los corazones a la reconciliación. A este llamamiento se ha dado una respuesta acogedora a través de la cual la semilla de la palabra de Dios continua brotando. El hombre y esta tierra de la Europa oriental son campos de la nueva evangelización. También aquí la Iglesia, por su naturaleza misionera, da voz al Evangelio que despierta la vida y la esperanza del hombre". (S.L) (Agencia Fides 23/3/2005; Líneas: 64 Palabras: 977)


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