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Roma (Agencia Fides) - Con Don Luigi Giussani se ha movido en estos cincuenta años la vida de millares y millares de hombres. Todo esto ha ocurrido porque no tuvo miedo del movimiento que el viento de Dios provocaba en él, incansablemente día y noche,.
No tuvo miedo del infinito misterio de este viento y de su terrible, envolvente, humano concreto. Obedeciendo al Misterio, poco a poco, paso a paso, nos reveló el rostro el Cristo. Al mismo tiempo nosotros, que lo hemos seguido, no hemos descubierto a nosotros mismos.
En estos dos movimientos recíprocos, de descubrimiento del otro y descubrimiento del yo, están los dos dones más grandes que don Giussani ha dado a los pequeños que lo escucharon.
Nos ha enseñado a razonar, a tener el gusto, la pasión por el razonamiento y también el sentido de los límites de la razón. Nos ha hecho leer centenares de libros, seleccionados uno a uno, que nos han hecho amar la historia, los hombres, que nos han hecho reír y llorar, que nos han acompañado y acompañan como amigos en cada estación de la vida. Hemos aprendido a mirar primero, con curiosidad, después, con estupor, muchas imágenes, pinturas, esculturas, fotografías. Nos ha enseñado la imagen y la palabra, que no sustituye a la vida, que no llevan a la ilusión o a la utopía, pero que documenta e indica la realidad. (P.L.R) (Agencia Fides 22/02/2005 - Líneas: 18 Palabras: 247)
