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Roma (Agencia Fides) - ¿Cómo sintió la llamada de Dios? Responde la hermana Michela, postulante del Carmelo de San José de calle Nocetta en Roma. Michela tiene veinte años y ha entrado hace poco en el monasterio de clausura situado en el corazón de la ciudad eterna. Hasta hace poco jugaba en la selección nacional italiana femenina de voleibol. Luego llegó la llamada de Dios y la consiguiente decisión de retirarse al monasterio de la calle Nocetta donde viven otras veinte monjas.
No he sabido nunca responderle con precisión - explica a Fides la hermana Michela - a quién me ha hecho esta pregunta (y os aseguro que me la han hecho muchos).
Creo que es como un poco como cuando uno se enamora: lo que sientes dentro es tan grande que te supera y no eres capaz de expresarlo con palabras.
Nadie tiene amor más grande que este - dice Jesús - dar la vida por los mismos amigos, y es este el Amor del que me he enamorada. Un amor más fuerte que la muerte y capaz de transformar la misma muerte en vida. En realidad yo pensaba de todo excepto ¡hacerme monja! ¡Pero es tan bello confiarse a quien sabes que te ama! ¡Y todo ocurre como "a hurtadillas" en esa región tan íntima del corazón donde sólo Él habita y a nadie le es permitido entrar!
Yo - continua la hermana Michela - que habría querido ir a las misiones del mundo me he encontrado llamando a las puertas de un monasterio de clausura con un mismo deseo en el corazón: amar a mi Dios y a mis hermanos con todo mi corazón.
Lo sé, parece imposible, y también es un misterio para mí, pero creo que son estas rejillas, que semejan sólo dividir el mundo y encerrarlo, las que permiten en realidad llegar al corazón de Dios y, desde allí, al mundo entero. ¡Ciertamente es una muerte, pero es una muerte por amor, y es increíble como ya desde ahora todo aparece, de algún modo, deslumbrante por la luz, la vida y la alegría del Señor Resucitado! (P.L.R) (Agencia Fides 2/02/2005 - Líneas: 26 Palabras: 373)
