ASIA/SIRIA - Se alberga la cauta esperanza de una rápida liberación del párroco franciscano retenido por los yihadistas

martes, 7 julio 2015

Yacoubieh (Agencia Fides) – La historia del sacerdote franciscano iraquí Dhiya Azziz - el párroco de la aldea siria de Yacoubieh secuestrado el sábado 4 de julio por unos milicianos de las organizaciones yihadistas que controlan la región - sigue marcada por la incertidumbre, aunque entre los miembros de la comunidad parroquial y entre los hermanos de la Custodia franciscana de Tierra Santa los temores acerca de su destino se mezclan con la cauta esperanza de una pronta liberación.
El padre Dhiya – informa el comunicado emitido por la Custodia – fue tomado por una brigada de milicianos que decían que lo debían llevar ante el emir que ejerce la autoridad en la región, actualmente bajo el dominio del Frente al-Nusra, el brazo Sirio de al-Qaida. Más tarde, dos milicianos regresaron a la parroquia para tomar la medicación del fraile, que sufre de diabetes y otros problemas de salud. Este detalle - subrayan fuentes locales contactadas por la Agencia Fides - es un buen augurio, porque confirma que el padre Dhiya está vivo y puede cuidar de sus problemas de salud. Lo que suscita perplejidad es la falta total de información sobre la razón de su retención.
Padre Dhiya Azziz, iraquí, hace dos años que había elegido voluntariamente ir a servir a la parroquia latina de Yacoubieh, en la provincia de Idlib, en un distrito que lleva mucho tiempo en manos de los grupos yihadistas que en la zona también han creado instituciones administrativas y judiciales encargadas de la gestión del nuevo “orden” político islamista. Mientras que los sacerdotes y religiosos de las otras Iglesias y comunidades cristianas han abandonado la zona, y en Yacoubieh en el cercano pueblo de Knayeh han permanecido abiertas dos parroquias confiadas a los franciscanos, que siguen allí para proporcionar cuidado pastoral a las comunidades locales, que se han reducido a unos pocos cientos de fieles.
El padre Dhiya siempre ha tratado de mantenerse fuera de los asuntos políticos y militares relacionados con el conflicto sirio. Ha seguido ofreciendo su servicio pastoral a los fieles y promoviendo iniciativas de solidaridad también en favor de los muchos refugiados musulmanes que han llegado a los pueblos cristianos. Para poder cumplir con su misión en el lugar donde le ha llevado su vocación, se ha sometido a las imposiciones de los islamistas que prohíben la exposición externa de cruces y estatuas de santos, así como el sonido de las campanas. Precisamente este cumplimiento de las normas impuestas por el 'orden islámico' hace que el caso de su retención sea enigmático, ya que sigue sin tener una motivación.
El pasado mes de octubre, otro franciscano, el padre Hanna Jallouf OFM, párroco de la Iglesia de San José, en el cercano pueblo de Knayeh, había sido tomado por la fuerza junto con algunos feligreses por los yihadistas de al-Nusra (véase Agencia Fides 08/10/2014). En esa ocasión, la detención tubo lugar después de que el mismo padre Jallouf, denunciase la expropiación y saqueo contra la parroquia por parte de los milicianos, ante un tribunal islámico, el organismo creado en la zona bajo el control de los islamistas para administrar la justicia según la ley islámica. El padre Jallouf, y sus feligreses, fueron puestos en libertad a los pocos días. Ahora todo el mundo espera que el padre Dhiya pueda volver pronto a su parroquia. (GV) (Agencia Fides 7/7/2015).


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