AMERICA/MEXICO - "El Obispo no debe perder nunca la perspectiva de la apertura y de la universalidad dejándose condicionar por los problemas locales", afirma el Presidente de la Conferencia Episcopal mexicana en la apertura de la 78° Asamblea Plenaria del Episcopado mexicano

martes, 9 noviembre 2004

Ciudad de México (Agencia Fides) - Con una solemne celebración Eucarística, en la Basílica Nacional de Nuestra Señora de Guadalupe, presidida por Su Exc. Mons. José G. Martín Rábago, Obispo de León y Presidente de la Conferencia Episcopal Mexicana, se abrió ayer, 8 de noviembre, la 78° Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Mexicana (CEM) que se prolongará hasta el 12 del presente mes. Los trabajos se desarrollarán en Cuautitlán Izcalli (México).
El presidente del CEM en su homilía dio a conocer los temas de la asamblea que están orientados a profundizar en los últimos documentos del magisterio de la Iglesia sobre el ministerio episcopal ("Apostolus Suos", "Pastores Gregis", "Apostolorum Succesores"). Sin embargo, considerada la amplitud de la materia, las reflexiones estarán particularmente centradas en el "Significado e importancia de la comunión episcopal y sus consecuencias en el ámbito de las estructuras de la Conferencia Episcopal."
Explicando el sentido de la comunión episcopal, Mons. Martín dirigió a sus hermanos Obispos un fuerte y apremiante interrogante: "La pobreza espiritual de algunas de nuestras Iglesias particulares, ¿no se deberá a nuestro escaso sentido de apertura y de intercambio? ¿Quizás nos falte bastante ánimo para ofrecer eso poco que tenemos? "La comunión - dijo el Prelado - no puede quedar en un vago sentimiento falto de eficacia, sino, que a semejanza del Buen Samaritano , tiene que reflejarse en la ayuda fraterna en favor de los hermanos más necesitados, compartiendo bienes materiales y personal religioso".
"Nuestro comportamiento como Obispos se convertirá en un ejemplo educativo, sobre todo para nuestros sacerdotes, ayudándoles a cambiar una mentalidad dirigida exclusivamente a tomar en consideración las exigencias de la Iglesia particular" ha afirmado el Obispo.
"Aunque el mejor buen modo de edificar la Iglesia Universal, es servir a la propia Iglesia particular y hacerla madurar en la fe, en la caridad y en la unidad, sin embargo, el Obispo no debe perder nunca la visión de la apertura y de la universalidad, dejándose condicionar por los problemas locales", puntualizó el Presidente del CEM. (R.Z) (Agenzia Fides 9/11/2004 Líneas: 30 Palabras: 377)


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