AFRICA/ANGOLA A dos años del fin de la guerra civil el Secretario de la Conferencia Episcopal traza un balance de la situación en Angola

martes, 26 octubre 2004

Roma (Agencia Fides) - "A dos años del fin de la guerra civil en Angola, el país está viviendo una fase de reconstrucción que todavía durará mucho" dice a la Agencia Fides, Mons. Eugenio Dal Corso, Obispo de Saurimo y Secretario de la Conferencia Episcopal angoleña. En el 2002 concluyó la sangrienta guerra civil angoleña, que había estallado en 1975 y Mons. Dal Corso traza un balance de estos dos años de paz. "En el plano político el país se está preparando para las elecciones generales cuya fecha no ha sido establecida todavía. El partido al poder, el MPLA (Movimiento Popular por la Liberación de Angola), querría tenerlas en el 2006, pero algunos partidos de la oposición preferirían adelantar la consulta electoral al 2005" dice el Obispo. "La administración estatal se está consolidando en todo el territorio y los diversos gobernadores han tomado sus funciones."
"Uno de los problemas más graves que tiene un impacto sobre la acción estatal y sobre la de la Iglesia es el estado desastroso de las infraestructuras, en particular de puentes y carreteras que dificulta los desplazamientos" dice Mons. Dal Corso. "Paradójicamente el fin de la guerra ha agravado el problema del deterioro de las carreteras, porque ha aumentado la circulación de medios pesados que perjudican el firme".
"Otro problema que el país está afrontando es la reintegración de los prófugos que durante la guerra se ampararon en los países cercanos, Zambia, Namibia y República Democrática del Congo. Quien intenta regresar por su cuenta se encuentra con serias dificultades porque carece de asistencia. Muchos en cambio vuelven a Angola gracias a la asistencia del gobierno y del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, que les ofrecen un mínimo de asistencia para reintegrarse en la vida social y económica del país" afirma Mons. Dal Corso. "La agricultura está en fase de reanudación, aunque se trata esencialmente de una agricultura de subsistencia. El problema de las minas existe pero está centrado sobre todo en las regiones centrales, Huambo y Kwito-Bié" dice el Obispo.
"La guerra ha provocado enormes destrucciones. El sistema escolar por ejemplo, está seriamente comprometido. En Luanda, la capital, el 40% de los chicos en edad escolar, no van al colegio, porque no hay suficientes edificios escolares ni maestros. En el campo la situación es aún más grave" dice Mons. Dal Corso. "También las estructuras de la Iglesia han sufrido graves daños durante los largos años de la guerra civil. Iglesias, casas parroquiales, misiones han ido completamente destruidas" afirma el Obispo. "Por lo que concierne a las escuelas católicas, las rurales han sido destruidos, y las de las ciudades fueron requisados por las autoridades. Recientemente han sido restituidas a la Iglesia, pero por desgracia los edificios se encuentran en condiciones pésimas y tienen que ser reestructurados."
"Mi diócesis, Saurimo, al Noreste del país, tiene una extensión de 70.000 km2 y más de 400.000 habitantes. También aquí la guerra ha provocado enormes destrucciones y las necesidades son muchas. Me gustaría poder acoger a otros misioneros pero de momento no hay estructuras disponibles, porque las pocas existentes han ido destruidos" dice el Obispo. "Éste es un problema que también concierne a la administración estatal. Los funcionarios enviados por el gobierno se alojan y trabajan en estructuras provisionales". "El fin de la guerra nos ha permitido en todo caso retomar la actividad pastoral en todo el territorio de la diócesis. Si antes se no podíamos ir a más de 40 kilómetros de la ciudad, ahora podemos trasladarnos tranquilamente a las aldeas más apartadas, aunque continua el problema de las carreteras no siempre accesibles" afirma Mons. Dal Corso.
"Desde el punto de vista espiritual, entre los angoleños hay un 50% de católicos y muchos dirigentes, entre ellos el Presidente, se manifiestan como tales. Registramos un aumento de las vocaciones. Pero por desagracia, tenemos pocos puestos en los seminarios locales. Necesitamos construir un Seminario Mayor para las provincias del sur. Por ello, muchos seminaristas angoleños estudian en Portugal, Italia y Brasil" concluye Mons. Dal Corso. (L.M) (Agencia Fides 26/10/2004 Líneas: 50 Palabras: 692)


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