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Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - "Hoy más que nunca Angola necesita paz en la justicia; necesita reconciliación, rechazando toda tentación de violencia. A todos recuerdo que la violencia no podrá nunca resolver los problemas de la humanidad, y ni siquiera contribuye a superar las diferencias. Es necesario tener el coraje del diálogo. Estoy persuadido de que el esfuerzo y la buena voluntad de las partes implicadas en las cuestiones no resueltas pueden contribuir a construir una cultura de respeto y dignidad. Es el momento de una profunda reconciliación nacional; hay que trabajar, sin descanso, para ofrecer a las generaciones futuras un País en el que todos los miembros de la sociedad convivan y colaboren." Ha sido la exhortación que el Santo Padre Juan Pablo II ha dirigido a los Obispos de Angola, São Tomé y Príncipe, recibidos en audiencia el 22 de octubre con ocasión de su visita Ad Limina.
"No perdáis de vista el largo camino por recorrer para que el Evangelio transforme el espíritu y el corazón de los fieles cristianos desde dentro, y estos se reconozcan como hermanos y hermanas en Cristo" ha recomendado el Papa, subrayando la necesidad de "una adecuada iniciación cristiana que lleve a los bautizados, por un lado a superar concepciones ancestrales como la brujería o el concubinato, y por otro, a rebelarse contra la mentalidad secularizada o incluso agnóstica reinante".
El Papa ha dirigido después el pensamiento a tantos bautizados "cuya situación matrimonial irregular les impide acercarse de modo fecundo a la Eucaristía" sin olvidar "el testimonio ofrecido por innumerables familias que viven de modo heroico la fidelidad al sacramento del matrimonio cristiano, en el cuadro de una legislación civil o costumbres tradicionales poco favorables al matrimonio monogámico". Es por lo tanto necesario defender la familia proclamando "el mensaje liberador del auténtico amor cristiano."
Toda la comunidad eclesial está llamada a trabajar "para que las jóvenes generaciones sean oportunamente formadas y preparadas para las responsabilidades que les esperan y que, en cierto modo, ya les compiten". Un medio particularmente eficaz para este objetivo son las escuelas católicas, sin abandonar la promoción de la enseñanza moral y religiosa en las escuelas públicas, "tratando de crear en la opinión pública un consenso acerca de la importancia de este tipo de formación; tal servicio, que puede derivar de una colaboración más estrecha con el Gobierno, constituye una importante forma de participación católica activa en la vida social de vuestros Países."
El Santo Padre se centró después en la importancia de la formación de los diferentes operadores de la evangelización: los catequistas, para que tengan una sólida formación doctrinal inicial y permanente; los candidatos al sacerdocio, que sean elegidos cuidadosamente y formados para poder después dedicarse totalmente a su misión; los sacerdotes, llamados a separarse de los bienes materiales y dedicarse al servicio de sus hermanos por medio de su entrega personal total en el celibato.
"El florecer de vocaciones a la vida consagrada, sobre todo a la vida religiosa femenina - ha continuado el Papa -, es un magnífico don del Cielo a la Iglesia de São Tomé y Príncipe y de Angola, don por el que es necesario dar gracias y al que no podéis renunciar, ya que las personas consagradas enriquecen no sólo vuestras Iglesias particulares con la eficiencia de sus servicios, sino también y sobre todo con su testimonio personal y comunitario del Evangelio."
Al término de su discurso, el Santo Padre ha recordado la necesidad de la plena dedicación de todos los miembros del Pueblo de Dios para responder a las nuevas urgencias del momento presente, y "en la tierra, no hay nada más eficaz que la Eucaristía para inducir los cristianos a ser y a sentirse una única cosa". (S.L) (Agencia Fides 26/10/2004 - Líneas: 48 Palabras: 651)
