ASIA/TURQUÍA - El analista Oktem: la revuelta no reniega la reconciliación entre Islam y democracia

miércoles, 5 junio 2013

Estambul (Agencia Fides) – El paralelismo entre la revuelta turca y la primavera árabe “por ahora se muestra de forma engañosa”, y la crisis actual “no puede tomarse como pretexto para negar la posible reconciliación entre el Islam y la democracia”. Así, el analista geo-político Emre Oktem, profesor de Derecho Internacional en la Galatasaray Universitesi de Estambul, responde a las lecturas que sobre todo en Occidente presentan las protestas populares que tienen lugar en Turquía como una negación histórica de la hipótesis de composición entre método democrático y cultura islámica.
Según el profesor Oktem, entrevistado por la Agencia Fides, estas interpretaciones manipulativas se ven desmentidas por el papel fundamental que ha desempeñado en la crisis el viceprimer ministro Bulent Arinc: “Él consiguió apaciguar al movimiento, pidió disculpas a los chicos que comenzaron las protestas de forma no violenta, inició un diálogo con algunos sectores de los manifestantes. Y sin embargo Arinc es un islamista convencido, tradicional y popular, y al mismo tiempo es un pacifista y un moderado. Está vinculado al movimiento de Fethullah Gülen, el pensador residente en los EE.UU. Que sostiene una visión moderada del Islam y no extremista, y mantiene relaciones excelentes con hebreos y cristianos, comenzando por los católicos”.
Según el profesor Oktem las protestas han revelado “un movimiento popular que no puede ser subestimado, en gran medida pacífico, que carece de una ideología unificadora. El 70% de los manifestantes muestran no tener relación con los partidos políticos. Entre ellos surgen consignas y símbolos de inspiración kemalista. Pero el laicismo kemalista se redescubre en reacción a los proyectos de islamización desde arriba perseguidos por ciertos sectores del partido del primer ministro Erdogan”.
Ante la crisis turca, según Oktem la comunidad europea “no debe dar la impresión de querer intervenir directamente en la política turca. Sería desastroso. Erdogan explotaría cualquier intervención externa como un argumento para atacar a la oposición. En este sentido, los mensajes que han llegado desde la Casa Blanca hasta el momento parecen razonables: es suficiente invitar a la calma y el respeto de los derechos humanos. Por lo demás, la oposición seguirá adelante sólo si puede hacerlo por sus propios medios”. (GV) (Agencia Fides 5/6/2013).


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