AFRICA/SOMALIA - "A un año de su muerte, la herencia de Annalena Tonelli está más viva que nunca" dice Mons. Bertin Obispo de Gibuti recordando a la voluntaria italiana que atendía a los enfermos de tuberculosis en el Norte de Somalia

martes, 5 octubre 2004

Roma (Agencia Fides) - "La obra de Annalena Tonelli continua más allá de toda esperanza" dice a la Agencia Fides, Mons. Giorgio Bertin, Obispo de Gibuti y Administrador Apostólico de Mogadishu, recordando a Annalena Tonelli, la voluntaria italiana asesinada hace un año en Borama, en el extremo Noroeste de Somalia en la frontera con Etiopía y con Gibuti, en el llamado Somaliland; estado secesionista del Norte de Somalia. El 5 de octubre del 2003 unos desconocidos tendieron una emboscada a la voluntaria, cuando estaba a punto de abandonar la clínica, fundada y dirigida por ella, para tuberculosos. "A un año de distancia todavía no conocemos con precisión ni el móvil ni la identidad de los asesinos" dice Mons. Bertin. "Probablemente Annalena fue asesinada como representante del mundo occidental y cristiano. Como prueba de esta teoría, algunos días después fueron asesinados, también en Somalia del Norte, una pareja de ancianos ingleses" afirma el Obispo.
Annalena Tonelli, atendía, desde 1969, a los enfermos de tuberculosis en Borama. Annalena, no era un médico, pues estaba licenciada en derecho. Pero en vez de emprender la carrera forense, decidió dedicar su vida a atender a los más pobres. El hospital fundado por Annalena cuenta con 200 camas para los enfermos de tuberculosis. Aunque no era licenciada en medicina, sin embargo Annalena era advisor de la Organización Mundial de la Salud en el campo del Control de la Tuberculosis, y fue pionera de la Global Policy lanzada por la Organización Mundial de la Salud en 1993 para el control de la Tuberculosis en el mundo, llamada DOTS (Directly Observed Therapy Short Chemotherapy).
"La clínica puesta en marcha por Annalena sigue activa, gracias a un grupo de somalíes que se han preocupado del proyecto" dice Mons. Bertin. "Por desgracia los principales colaboradores de Annalena fueron obligados a abandonar la zona por motivos de seguridad. Pero de todas formas, uno o dos somalíes que habían emigrado al extranjero, han regresado a su país para trabajar en la clínica de Borama. Algunos enfermos que tenían una relación de confianza con Annalena han preferido irse.
"La clínica de Annalena recibe ayudas de la asociación por la Lucha contra el hambre del mundo de Forlì, su ciudad nativa. Otras contribuciones llegan de algunas agencias de las Naciones Unidas. Además, en noviembre, una Organización No Gubernativa italiana, que ya trabaja en la zona, reanimará la gestión de la clínica. En definitiva, la herencia de Annalena está viva y presente" dice Mons. Bertin.
El 25 de junio del 2003 el Alto Comisionado de las Naciones Unidas (UNHCR), concedió en Ginebra a Annalena Tonelli el prestigioso Premio Nansen para los Refugiados, asignado cada año a individuos u organizaciones que se hayan distinguido por su trabajo en favor de los refugiados.
"El recuerdo de Annalena está vivo en todos los que la conocieron. Esta mañana Mons. Sandro De Pretis, vicario general de Gibuti ha celebrado en Borama una misa de sufragio por Annalena, y esta tarde celebraré yo otra aquí en Gibuti" dice Mons. Bertin. (L.M) (Agencia Fides 5/10/2004 Líneas: 41 Palabras: 541)


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