EUROPA/FRANCIA - El Card. Filoni: una nueva “audacia misionera” para las nuevas fronteras de la misión

lunes, 1 octubre 2012

París (Agencia Fides) – “Evangelizar nunca es una cosa sencilla. En algunos países para poder evangelizar se necesita una auténtica audacia misionera. Como en el caso del Tíbet: no sólo en la actualidad, sino desde los primeros intentos de su evangelización. De ahí la necesidad de enviar a hombres de fe con un carácter atemperado, animados por un ardiente celo apostólico y entusiasmados con su misión”. Con estas consideraciones el Cardenal Fernando Filoni, Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, ha iniciado su conferencia dedicada a la audacia misionera, que ha tenido lugar el sábado 29 de septiembre por la tarde en París, en la Sociedad para las Misiones Extranjeras de París (MEP) después de la inauguración de la exposición dedicada a la misión en el Tíbet (véase Fides 28/9/2012).
En su conferencia, el Cardenal ha recorrido la compleja y turbulenta historia de la misión en el Tíbet, cuyos inicios se remontan al siglo XVI, con los portugueses, hasta la entrega, el 27 de marzo de 1846, del Vicariato Apostólico del Tíbet a la Sociedad para las Misiones Extranjeras de París. En ese momento, en la Sociedad de Rue du Bac no faltaban hombres valientes, incluso heroicos, como los tres primeros misioneros martirizados en Seúl, en la misión de Corea. El Cardenal Filoni ha citado los dos primeros Vicarios Apostólicos del Tibet, Mons. Thomine-Desmazures y Mons. Chauveau, “que en varias ocasiones tuvieron que refrenar el celo y la audacia de sus misioneros. Es en este equilibrio frágil y delicado, entre la prudencia y la pasión, la razón y la pasión, la responsabilidad y la obediencia, un equilibrio que hay que reforzar constantemente, donde se desarrolla toda la historia de la misión en el Tíbet durante casi un siglo”.
Las vidas de estos misioneros, como señalan los estudiosos, estuvo marcada por la expulsión, la destrucción, la reconstrucción, las muertes violentas y crueles. “En este contexto, estos pioneros de Dios vivieron la audacia, la aventura, la fe, de forma absolutamente única – ha dicho el Cardenal Filoni -. Desde el punto de vista ético, no se puede ignorar que el martirio y el testimonio heroico de tantos misioneros han sido los frutos de esta 'misión imposible' llevada a cabo por hombres a los que el Evangelio había robado el corazón, el espíritu y el cuerpo”. Después de casi un siglo de trabajo misionero, fecundado por la sangre de muchos mártires, en 1950, el Tíbet se convirtió en una región autónoma de China y todos los misioneros fueron expulsados​​, obligados a abandonar una obra que acababa de empezar.
“¿Pero hoy en día podemos hablar todavía de valentía misionera?”, se pregunta el Cardenal, haciendo hincapié en las profundas diferencias del contexto pre-conciliar con el actual. “Las Iglesias 'fruto de la audacia' del pasado estaban dirigidas por personal y por Obispos occidentales, los religiosos en su mayoría eran blancos, los medios materiales provenían de Occidente, los proyectos eran creados por occidentales con formas de adaptación práctica. Hoy en día las iglesias de África, Asia y Oceanía son muy diferentes: los Obispos y los sacerdotes son en su mayoría indígenas, los seminarios tienen muchas vocaciones locales, las instituciones culturales trabajan con el personal del lugar, las obras educativas y sociales responden a administradores locales, incluso los institutos misioneros occidentales, masculinos y femeninos, han acogido a personal indígena para continuar con sus actividades, por no hablar de los nuevos Institutos fundados en tierras de misión. Mientras tanto, estamos asistiendo a un declive misionero rápido en los países de antigua tradición cristiana, a la crisis de las vocaciones, al abandono de las tradiciones en África, Asia y Oceanía”.
El Cardenal ha añadido: “Este contexto me hace pensar, en este momento, a un agotamiento de esta audacia, pero al mismo tiempo, a la aparición de nuevas formas de presencia misionera vinculada, por ejemplo, a un laicado más consciente de su papel misionero, con una amplia concienciación de los jóvenes, las familias, los profesionales, y por qué no, de personas mayores que están dispuestos a dar algunos años de su vida como misioneros”. En la parte final de su discurso, el Prefecto de la Congregación Misionera ha invitado a preguntarse sobre las nuevas fronteras de la misión en nuestros días, y de qué tipo de “audacia” debemos hablar hoy, y ha subrayado que los dos factores “intrínsecos e inmutables” de la misión son siempre los mismos: el mensaje y el hombre.
En la mañana del domingo, 30 de septiembre, el Cardenal Filoni ha celebrado la Santa Misa en la sede del MEP. En su homilía, ha señalado, a la luz de las lecturas del día, el papel central del Espíritu Santo en la obra misional. El Cardenal ha dicho que “el Señor es soberanamente libre: regala el Espíritu a los que quiere. El fruto de este don es una profunda actitud de apertura y servicio, a diferencia de nuestro instinto natural que es el de excluir, controlar, dominar”. Luego ha recordado que “el Espíritu Santo es el protagonista principal de la misión de la Iglesia... Como es el fuego de amor que desarrolla la obra de evangelización, es esencial dejarse conducir por el Espíritu Santo para lograr una misión fructífera” (SL) (Agencia Fides 01/10/2012)


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