VATICANO - El Papa: “el mundo de hoy necesita signos claros y fuertes de diálogo y de colaboración, y de esto el Líbano ha sido y debe seguir siendo un ejemplo”

jueves, 20 septiembre 2012

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – Las “extraordinarias jornadas” del Viaje apostólico realizado al Líbano, una tierra que ha querido visitar, “a pesar de las circunstancias difíciles, precisamente porque un padre siempre debe estar al lado de sus hijos cuando encuentran graves problemas”, han sido el argumento de la catequesis del Santo Padre Benedicto XVI en la audiencia general del miércoles 19 de septiembre, que ha celebrado en el Aula Pablo VI del Vaticano, llegando desde Castel Gandolfo.
Después de recordar que el motivo principal del viaje era la firma y entrega de la Exhortación apostólica post-sinodal Ecclesia in Medio Oriente, el Santo Padre ha proseguido diciendo: “Frente a los sufrimientos y los dramas que permanecen en aquella zona de Oriente Medio, he manifestado mi profunda cercanía a las legítimas aspiraciones de aquellas queridas poblaciones, llevándoles un mensaje de aliento y de paz. Pienso en particular al terrible conflicto que atormenta a Siria, causando, además de miles de muertes, un flujo de prófugos que se vuelcan en la región a la búsqueda desesperada de seguridad y de futuro; y no olvido la situación difícil de Irak”.
Benedicto XVI se ha detenido a señalar la acogida de la gente del Líbano y de Oriente Medio (católicos, representantes de las demás iglesias y Comunidades eclesiales y de las Comunidades musulmanas): “ha sido una acogida calurosa, según la célebre hospitalidad libanesa. Los musulmanes me han acogido con gran respeto y sincera consideración; su constante y partícipe presencia me ha dado modo de lanzar un mensaje de diálogo y de colaboración entre Cristianismo e Islam: me parece que ha llegado el momento de dar juntos un testimonio sincero y decidido contra las divisiones, contra la violencia y las guerras. Los católicos, venidos también de los Países colindantes, han manifestado con fervor su profundo afecto al Sucesor de Pedro”.
Recorriendo las etapas de su viaje, el Santo Padre ha recordado la invitación dirigida a los católicos de Oriente Medio “a fijar la mirada sobre Cristo crucificado para encontrar la fuerza, también en contextos difíciles y dolorosos, de celebrar la victoria del amor sobre el odio, del perdón sobre la venganza y de la unidad sobre la división” con motivo de la firma de la Exhortación apostólica. Después en el encuentro con los representantes de las Instituciones de la República y del mundo de la cultura, el Cuerpo diplomático y los Jefes religioso, ha exhortado a trabajar “para que las diferencias culturales, sociales y religiosas lleguen, en el diálogo sincero, a una nueva fraternidad, donde aquello que une es el sentido compartido de la grandeza y dignidad de cada persona, cuya vida va siempre defendida y tutelada”. En el encuentro con los Jefes de las Comunidades religiosas musulmanas, “en un espíritu de diálogo y de benevolencia recíproca”, el Papa ha subrayado que “el mundo de hoy necesita signos claros y fuertes de diálogo y de colaboración, y de esto El Líbano ha sido y debe seguir siendo un ejemplo para los Países árabes y para el resto del mundo”.
El encuentro con miles de jóvenes libaneses y de los Países vecinos fue particularmente emocionante: “los he alentado a permanecer firmes en la fe, confiados en Cristo, fuente de nuestro gozo, – ha dicho el Papa -, y a profundizar la relación personal con Él en la oración, como también a permanecer abiertos a los grandes ideales de la vida, de la familia, de la amistad y de la solidaridad. Al ver jóvenes cristianos y musulmanes hacer fiesta en gran armonía, los he impulsado a construir juntos el futuro del Líbano y de Oriente Medio y a oponerse juntos a la violencia y a la guerra. La concordia y la reconciliación deben ser más fuertes que los impulsos de muerte”.En la mañana del domingo, durante la Santa Misa, en presencia de numerosos Obispos y de una gran multitud de fieles, provenientes de todas partes de Oriente Medio, “he querido exhortar a todos a vivir la fe y a testimoniarla sin temor – ha recordado Benedicto XVI -, en la certeza de que la vocación del cristiano y de su Iglesia es aquella de llevar el Evangelio a todos sin distinción, según el ejemplo de Jesús. En un contexto marcado por ásperos conflictos, he llamado la atención sobre la necesidad de servir la paz y la justicia, haciéndose instrumentos de reconciliación y constructores de comunión”. (SL) (Agencia Fides 20/09/2012)


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