OCEANIA/PAPUA NUEVA GUINEA - Superar la violencia difundida en la cultura de los jóvenes: contribución de la Iglesia

lunes, 27 septiembre 2004

Port Moresby (Agencia Fides) - Mayor atención a las políticas juveniles y a un servicio nacional preciso para estudiar y combatir el fenómeno de la criminalidad difusa: son las propuestas lanzadas por el Arzobispo Brian Barnes, quien ha hablado recientemente sobre la necesidad de contrarrestar la violencia juvenil y el creciente nivel de inseguridad y criminalidad difundido que se registra en el país.
El Arzobispo ha llamado la atención de todos, sobre los problemas de los homicidios, violaciones, atracos y venta de droga que están alcanzando "niveles epidémicos", y tienen que ser afrontados deforma inmediata y derrotados."
El país en hechos registra una elevada tasa de criminalidad que está suscitando un intenso debate sobre las razones y las medidas para contrarrestarlo. El estado ha tratado de responder aumentando las medidas de seguridad y las fuerzas del orden, pero también se abren paso soluciones y propuestas colaterales que vienen de grupos y asociaciones civiles y religiosas, entre ellos, la Iglesia católica.
Centrándose sobre la formación y la mentalidad de las nuevas generaciones, decisivas para el futuro de la sociedad de Papua, el Arzobispo ha sugerido la posibilidad de introducir el servicio militar obligatorio, que ayudaría a formar un sentido de disciplina, fidelidad a la nación y servicio a la sociedad. Hace falta por otro lado - ha dicho - un trabajo de formación y socialización positiva, sobre los valores del respeto, amor y solidaridad, que en Papua Nueva Guinea la Iglesia está llevando adelante, por ejemplo, a través de la obra de los religiosos Salesianos.
En ciudades como Port Moresby, Lae, Mt Hagen, está difundido el fenómeno de las pandillas juveniles, denomináis raskols, que siembran el pánico entre la gente, con continuos actos de violencia indiscriminada. Generalmente están formadas por jóvenes sin trabajo, que no logran encontrar su puesto en la sociedad.
Cabe destacar además que en Papua Nueva Guinea la instrucción no es obligatoria y muchos jóvenes, especialmente de familias más pobres, no frecuentan las escuelas. La edad para poder ser perseguidos penalmente es de 16 años, y por lo tanto muchos chicos experimentan ya la vida de detenido en la adolescencia.
La Iglesia en Papua Nueva Guinea sigue trabajando con actividades de pastoral juvenil para ofrecer a los jóvenes un entorno sano y valores morales sobre los que formar la propia vida, trabajando sobre todo en el campo de la instrucción escolar y de la formación profesional. (PA)(Agencia Fides 27/9/2004 Líneas: 33 Palabras: 416)


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