EUROPA/ITALIA - "A pesar de los 14.000 misioneros y de tantas iniciativas, el camino para que en Italia la misión sea menos proclamada y más practicada es todavía largo ": entrevista de Fides a Mons. Giuseppe Andreozzi en vísperas del Convenio Misionero Nacional

jueves, 23 septiembre 2004

Roma (Agencia Fides) - Más de 1.500 personas participarán en el Convenio Misionero Nacional que se desarrollará del 27 al 30 de septiembre en Montesilvano (Pescara) para reflexionar sobre la realidad misionera de la Iglesia italiana y para indicar los caminos a recorrer para hacer a las comunidades eclesiales cada vez más abiertas a la evangelización de los pueblos y a la Misión Ad Gentes. En víspera de esta importante cita eclesial, que tiene por tema “Comunión y corresponsabilidad para la Misión”, la Agencia Fides ha dirigido algunas preguntas a Mons. Giuseppe Andreozzi, Director de la Oficina para la Cooperación Misionera de la Conferencia Episcopal italiana y Director nacional de las Obras Misionales Pontificias.

Mons. Andreozzi, ¿por qué este Convenio Misionero?
Será el tercer Convenio Misionero nacional después del Concilio Vaticano II. El primero se celebró en Verona en 1990 y el segundo en Bellaria en 1998. El próximo será pues punto de llegada de un camino que se está recorriendo y punto de salida. El camino de los últimos años ha lanzado en Italia la urgencia y la necesidad de la Misión Ad Gentes, sea proponiendo de nuevo su valor fundamental para la vida de la Iglesia, sea pidiendo a cada creyente que se haga protagonista de la misma. Con este Convenio pretendemos elaborar los contenidos misioneros según las Orientaciones Pastorales de la Iglesia italiana para esta década, "Comunicar el Evangelio en un mundo que cambia", insistiendo en particular sobre el centralidad de la Parroquia. Buscaremos pues, ayudar a las parroquias a actuar localmente pero pensando globalmente, ofreciéndoles instrumentos concretos de compromiso misionero para insertar en la pastoral ordinaria.

¿Quién participará en el Convenio?
El Convenio Misionero nacional no se dirige sólo a los "trabajadores directos de la misión”, sino que implica a Obispos, sacerdotes, párrocos, trabajadores pastorales de todos los sectores, mundo del voluntariado, movimientos, asociaciones... los participantes serán más de 1.500 y entre ellos unos treinta Obispos y unos 400 sacerdotes. Es por lo tanto un Convenio Misionero porque su objetivo es la Misión Ad Gentes, pero no es el Convenio del mundo misionero, es el Convenio de toda la Iglesia italiana.

¿Cuál es en la actualidad el pulso de la Iglesia italiana respecto a la Misión Ad Gentes?
Si nos fijamos en los números, Italia está todavía en el segundo lugar, después de España, en cuanto a envío de misioneros. Todavía hoy, con el paso del tiempo, los misioneros italianos son más que 14.000, de ellos 600 sacerdotes Fidei donum, 2.500 sacerdotes misioneros, 7.000 entre religiosos y religiosas, 1.000 laicos algunos de ellos familias numerosas, más de 2.000 enviados por los movimientos eclesiales. Cerca de tres cuartos de las diócesis italianas tiene relaciones continuas con países de misión, el 50% de las diócesis están hermanadas directamente con otras diócesis, innumerables parroquias sostienen una capilaridad de iniciativas. Muchos Obispos visitan regularmente cada año las misiones con las que están relacionadas. A través de las iniciativas veraniegas promovidas por parroquias, institutos, escuelas, movimientos, cada año millares de chicos y jóvenes entran en contacto con el mundo misionero o viven experiencias de servicio en los países de misión. Luego las ayudas económicas corren con mucha generosidad: son innumerables los testimonios, algunos realmente conmovedores, de personas que contribuyen a la vida de las misiones. Recientemente he recibido la carta de dos cónyuges de ochenta años quienes, con gran humildad y generosidad, han enviado su liquidación para las misiones. Siendo ancianos y teniendo lo necesario para vivir con dignidad, han considerado que este dinero acumulado podía ser más útil a quien le falta de todo. Pero por encima de las cifras, siempre imposibles de calcular con precisión, nos damos cuenta de que todavía hay mucho camino por hacer para que la misión sea menos proclamada y más practicada.

En concreto, ¿qué se espera del Convenio?
El Convenio puntualiza desde su eslogan, dos expectativas: “Comunión y corresponsabilidad para la Misión”. Sorprende que, a pesar de los números, el rostro de la Iglesia italiana no de realmente un aspecto misionero. Un objetivo particular es pues hacer converger las fuerzas misioneras en un proyecto común, que no elimine ciertamente las diversidades y los espacios justos de cada uno, pero que recuerde un principio básico: la misión es no obra de protagonistas solitarios. El segundo objetivo es el corresponsabilidad: superar de manera aún más decidida la mentalidad de delegación que todavía hay en muchos respeto a la asunción de responsabilidades misioneras. Ciertamente no todos podrán ir de misiones, pero cada uno desde su puesto puede sentirse responsable de ello. Llegar a entender que todo bautizado tiene una misión es un problema de formación: la corresponsabilidad afecta pues a los caminos educativos y formativos de las conciencias, por medio de propuestas misioneras concretas. La corresponsabilidad debería activar también el misión Ad Gentes en nuestra casa: pienso en particular en los 3 millones de emigrantes en nuestro País, de los que la mitad no son cristianos.

¿Qué papel tienen las Obras Misionales Pontificas en este proceso?
Sin duda hay una gran necesidad de las Obras Misionales Pontificias para realizar este camino, que lo harán más fácil en la medida que sean fieles a si mismas. Se necesita la Obra para la Propagación de la Fe para que se comprenda que entre todas las urgencias pastorales que puede haber en Italia, la primera continua siendo el anunciar el Evangelio a todos los pueblos. Se necesita la Obra de San Pedro apóstol para que la cooperación entre las Iglesias promueva la formación de operadores pastorales locales. Se necesita la Infancia Misionera para que los niños construyan puentes de fraternidad y solidaridad con todos sus coetáneos en el mundo. Se necesita la Unión Misionera para que los responsables directos de la formación de la comunidad sean sensibles a hacer que "toda la Iglesia sea misionera por todo el mundo", según se propuso el beato Padre Manna. En la Iglesia italiana ha crecido la responsabilidad misionera de las diócesis y organismos, pero es necesario que el centro de la nueva acción pastoral esté siempre el servicio a la universalidad asegurado por las Obras Misionales Pontificias. (S.L) (Agencia Fides 23/9/2004 - Líneas: 81 Palabras: 1.057)


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