VATICANO - El Papa por la Jornada del Refugiado: “espero que sus derechos sean respetados siempre y que pronto puedan reunirse con sus seres queridos”

lunes, 18 junio 2012

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – “El miércoles 20 de junio se celebra la próxima Jornada Mundial del Refugiado, promovida por las Naciones Unidas – ha recordado el Santo Padre Benedicto XVI después de la oración del Ángelus, el domingo 17 de junio -. Esta quiere llamar la atención de la comunidad internacional sobre las condiciones de tantas personas, especialmente de familias, forzadas a huir de sus propias tierras, porque amenazadas por los conflictos armados y por graves formas de violencia. Aseguro mi oración y la constante preocupación de la Santa Sede, por estos hermanos y hermanas, al tiempo que espero que sus derechos sean respetados siempre y que pronto puedan reunirse con sus seres queridos”.
El Papa ha hablado también de la conclusión del Congreso Eucarístico Internacional, en Irlanda, al que ha enviado un vídeo-mensaje, y ha subrayado que el acontecimiento “esta semana hizo de Dublín, la ciudad de la Eucaristía, donde numerosas personas se han recogido en oración, ante la presencia de Cristo en el Sacramento del altar. En el misterio de la Eucaristía, Jesús quiso quedarse con nosotros, para que podamos estar en comunión con Él y entre nosotros”.
En su discurso antes de rezar la oración mariana con los fieles y los peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro, el Pontífice ha comentado las dos parábolas presentadas por la liturgia en el Evangelio del día: la de la semilla que crece por sí misma y la de la semilla de mostaza. Con la primera Jesús explica que “el tiempo presente es el tiempo de la siembra, y el crecimiento de la semilla está asegurado por el Señor. Todo cristiano, por lo tanto, sabe muy bien que debe hacer todo lo posible, pero que el resultado final depende de Dios: esta conciencia lo sostiene en la fatiga cotidiana, especialmente en situaciones difíciles”. De la segunda parábola se desprende que el Reino de Dios es “una realidad humanamente pequeña, compuesta por los pobres de corazón, por los que no tienen confianza en su propia fuerza, sino en la del amor de Dios, por quienes no son importantes a los ojos del mundo; y, sin embargo, precisamente a través de ellos irrumpe el poder de Cristo y transforma lo que aparentemente es insignificante”. (SL) (Agencia Fides 18/06/2012)


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