AMERICA/CUBA - El compromiso misionero de la comunidad eclesial cubana que espera al Papa Benedicto: testimonio del padre Raúl Rodríguez

miércoles, 29 febrero 2012

La Habana (Agencia Fides) – “En el año 1986 la Iglesia que peregrina en Cuba al celebrar el Encuentro Nacional Eclesial Cubano (ENEC) hizo una opción por ser una Iglesia misionera en medio de la realidad social que le tocaba vivir. Esta opción ha llevado, en el curso de los años, a muchas comunidades cristianas a realizar una vivencia misionera de la fe. En estas comunidades, la labor de los laicos misioneros ha sido decisiva, especialmente en muchos poblados donde no hay templos o el sacerdote no puede llegar cada semana”. Con estas palabras, el Padre Raúl Rodríguez, de las Obras Misionales Pontificias (OMP) en Cuba, describe a Fides el compromiso misionero de la comunidad eclesial que espera, en menos de un mes, al Papa Benedicto XVI.
“Las Obras Misionales en Cuba están comprometidas en este trabajo misionero a través de su Revista Misionera fundada en el año 1999, fruto de la visita del Papa Juan Pablo II, de la formación y animación de los misioneros – prosigue el p. Raúl -. En este momento las Obras Misionales en colaboración estrecha con la Comisión Nacional de Misiones, trabajan en la animación y motivación para la visita del Papa, 'Peregrino de la Caridad' en las comunidades cristianas de Cuba, para que ellas sean fermento en medio de la sociedad”.
El padre Raúl recibió el Bautismo en el año 1978 a los 14 años de edad, y entró en el Seminario cinco años después en 1983. “Mi infancia y primera adolescencia transcurrió en un ambiente familiar de religiosidad popular donde se me habló de Dios, aprendí a rezar; pero no se me bautizó debido al momento histórico que se estaba viviendo Cuba – continúa -. Debo mi fe a mis abuelos. En muchas de las familias cubanas fueron los abuelos quienes hablaron de Dios desde sus pocos conocimientos; y con muchos temores: 'puedes creer en Dios, eso es muy bueno, pero mantenlo dentro de ti, no se lo digas a nadie’.Hoy el contexto es otro, pero esos temores están sembrados en los corazones: o han llevado a un indiferentismo o apatía religiosa, o se mantienen latentes condicionando una fe de búsqueda de protecciones. El misionero está llamado a descubrir a Dios en lo sencillo, en lo cotidiano, al trabajo de la siembra en medio de un pueblo creyente. El cubano en general tiene fe, marcada por una presencia muy fuerte de las religiones populares de tipo animista africano; pero hay también una gran presencia de tradiciones católicas”.
La peregrinación nacional de la imagen de la Virgen de la Caridad, del 8 de agosto del 2010 al 30 de diciembre del 2011, fue un momento de bendiciones, también un gran esfuerzo misionero de la Iglesia pues la imagen peregrina visitó toda la geografía cubana. “Fue una bendición porque se vio a un pueblo que salió al encuentro de la imagen de la Virgen – comenta el p. Raúl -. En Cuba se ama a la Virgen de la Caridad, y a través de ella se puede llegar a muchos corazones, hogares, familias. Fue un regalo de Dios, encontrar comunidades cristianas y misioneros que rezaron y trabajaron intensamente por sembrar la semilla del Evangelio. Además fue un tiempo de colaboración, y trabajo respetuoso y dialogante con las autoridades; para que ese momento fuera vivido intensamente por el pueblo. Después, cuando se termina, viene el día a día, donde hay que seguir orando y trabajando”. (CE) (Agencia Fides, 29/02/2012)


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