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Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - "En cada época, la Iglesia está sostenida por la luz y el poder de Dios, que la alimenta en el desierto con el pan de su Palabra y la Eucaristía. Y así en todas las tribulaciones, a través de todas las pruebas que encuentra en los tiempos y en diferentes partes del mundo, la Iglesia sufre persecución, pero resulta vencedora. Y de esta manera la comunidad cristiana es la presencia, la garantía del amor de Dios contra todas las ideologías del odio y el egoísmo". Estas son las palabras pronunciadas por el Santo Padre Benedicto XVI durante el acto de devoción a la Inmaculada en Plaza de España, hasta donde el Papa se desplazó, según la tradición, en la tarde del jueves 8 de diciembre, solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María.
"La única trampa de la que la Iglesia puede y debe tener miedo es el pecado de sus miembros - continuó Benedicto XVI -. Mientras que María es Inmaculada, libre de toda mancha de pecado, la Iglesia es santa, pero al mismo tiempo, marcado por nuestros pecados. Por esta razón, el pueblo de Dios, peregrino en el tiempo, se dirige a su Madre del Cielo y pide su ayuda; para que Ella acompañe el camino de la fe, fomente el compromiso de vida cristiana y de soporte a nuestra esperanza. Lo necesitamos, especialmente en este momento difícil para Italia, para Europa, para muchas partes del mundo. María nos ayuda a ver que hay una luz más allá del manto de niebla que parece envolver la realidad".
En su discurso, el Pontífice recordó que "la mujer" del Apocalipsis es María. "Ella aparece vestida de sol ", vestida de Dios: la Virgen María, de hecho, está totalmente rodeado por la luz de Dios y vive en Dios ... Esta mujer tiene la luna bajo sus pies, símbolo de la muerte y la mortalidad. En efecto, María es plenamente asociada a la victoria de Jesucristo, su Hijo, sobre el pecado y la muerte ... En la cabeza de la mujer, vestida de sol lleva "una corona de doce estrellas." Este signo representa las doce tribus de Israel, lo que significa que la Virgen María está en el centro del pueblo de Dios, de toda la comunión de los santos. " La "mujer vestida de sol", así como la representación de la Virgen ", personifica a la Iglesia, la comunidad cristiana de todos los tiempos. Ella está embarazada, en el sentido de que lleva a Cristo en su seno y lo dará a luz en el mundo: aquí está el fruto del trabajo de la Iglesia que peregrina en la tierra, y que en medio de los consuelos de Dios y las persecuciones del mundo debe llevar a Jesús a la gente.
Y es por esto, que lleva a Jesús, que la Iglesia se enfrenta a la oposición de un adversario feroz, representado en la visión apocalíptica de" un gran dragón rojo '. Este dragón ha tratado en vano de devorar a Jesús ... porque Jesucristo, a través de su muerte y resurrección, ha salido hacia Dios y está sentado en su trono. Por esto el dragón, derrotado una vez por todas en el cielo, ataca a la mujer – a la Iglesia - en el desierto en el mundo". (SL) (Agencia Fides 9/12/2011)
