VATICANO - La Santa Sede, miembro de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM)

martes, 6 diciembre 2011

Ginebra (Agencia Fides) - La Santa Sede se ha unido a la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) como un Estado miembro. La solicitud del Vaticano fue aceptada por los Estados aderidos al organismo internacional, durante la 100 sesión plenaria que se celebra del 5 al 7 de diciembre en Ginebra. El arzobispo Silvano M. Tomasi, Observador Permanente de la Santa Sede ante la Oficina de las Naciones Unidas y organismos especializados en Ginebra, en su discurso, enviado a la Agencia Fides, expresó su gratitud por la decisión y subrayó que "en todo el mundo, el movimiento de personas que están buscando trabajo o para sobrevivir al hambre, a los conflictos y la violación de sus derechos humanos fundamentales, sigue en aumento. Así la responsabilidad de la comunidad internacional para responder con eficacia y humanidad se hace más evidente y más urgente". A través de su presencia como Estado miembro, la Santa Sede tiene la intención de apoyar el servicio prestado por la OIM en sus 60 años de vida a los desplazados, en colaboración con los Estados y las organizaciones de la sociedad civil, "según sus características específicas, sus principios y sus normas".
El arzobispo Tomasi hizo también hincapié en tres puntos sobre los que la Santa Sede tiene la intención de aportar su contribución. En primer lugar la importancia de la dimensión ética de los movimientos de población: "Cuando la dignidad de la persona humana y el derecho a la vida está en juego, estos valores deben ser priorizados. En este difícil campo de la reflexión y el equilibrio de los derechos, la delegación tratará de contribuir con su parte". El arzobispo dijo que las organizaciones católicas y Cáritas, presente en muchas naciones del mundo, han acumulado una experiencia considerable en la asistencia a los desplazados, permitiendo a miles de familias e individuos iniciar una nueva vida, "por este motivo, la colaboración operativa parece tan importante e incluso necesaria para facilitar la convergencia de todas las energías disponibles para ayudar a las personas desplazadas de todo tipo, a través de programas comunes o los oficiales y el intercambio regular de información". Finalmente, como tercer punto, el arzobispo Tomasi puso de manifiesto que la ayuda de las organizaciones católicas a todas las personas desarraigadas "se basa en la convicción de la dignidad única, de pertenecer a la misma familia humana de cada persona, que es antecedente a cualquier consideración de carácter cultural, religiosa, social, política o de otra ... Por lo tanto, parece justo que los poderes públicos reconozcan esta contribución y, con un verdadero sentido de la democracia, dejen espacio para un servicio basado en la conciencia que, a su vez, se convierte en un garantía de la libertad para todos". (S.L.) (Agencia Fides 6/12/2011)


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