VATICANO - En la Jornada Misionera la canonización de monseñor. Conforti: Obispo de Parma ardiente celo por la salvación de todos los hombres

jueves, 20 octubre 2011

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - "El misionero es la personificación más bella y sublime de la vida ideal. Ha contemplado en espírito a Jesucristo que habla a los apóstoles para conquistar el Evangelio, no por la fuerza de las armas, sino por la persuasión y el amor y ha sido secuestrado. Armado con sólo la cruz de Cristo, siempre dispuestos a derramar su sangre, si es necesario por el bien de los hermanos, incluso con el deseo en el corazón para sellar con el martirio su apostolado". Son reflexiones extraídas de los escritos de monseñor Guido Maria Conforti (1865-1931), fundador de los Misioneros Javerianos, que el próximo domingo, 23 de octubre, Jornada Misionera Mundial, será proclamado santo por el Papa Benedicto XVI en San Pedro.
Guido María Conforti nació en Ravadese (Parma - Italia) el 30 de marzo de 1865. El mismo día fue bautizado. A los 11 años entró en el seminario. Por una enfermedad retrasó su ordenación. Mientras tanto, fue nombrado vice-rector del seminario. Después de haber recuperado su salud, fue ordenado sacerdote en 1888. Joven sacerdote, se le concedió el cargo de "Director de la Pía Sociedad para la Propagación de la Fe". Aún no tenía treinta años de edad cuando fue nombrado para el cargo de Vicario General.
Al no ser capaz de seguir, por razones de salud, la vocación misionera a la que se sentía llamado, en 1895 fundó la Sociedad de San Francisco Javier para las Misiones Extranjeras (Misioneros Javerianos) con el único propósito de la evangelización de los no cristianos. En 1899 envía a los dos primeros misioneros a China, seguidos en los últimos años por muchos otros.
En 1902, con sólo 37 años, fue llamado por el Papa León XIII para ocuparse de la Archidiócesis de Rávena. Durante dos años gasta toda su energía para el bien de la diócesis, pero la salud no le da tregua. Presentó su dimisión que el Papa San Pío X acepta y vuelve a su instituto, donde se dedicó a la formación de sus estudiantes misioneros.
Recuperó su salud, y el Papa Pío X le pidió que se ocupe la diócesis de Parma. Por más de 24 años es el buen pastor: promueve la educación religiosa, la creación de escuelas de la doctrina cristiana en todas las parroquias, prepara a los catequistas y por primera vez en Italia, celebra una semana de catequesis. Hizo frente a las dificultades e inconvenientes, realizó cuatro veces la visita pastoral yendo a los pueblos más distantes, pero su quinta visita pastoral se interrumpió con su muerte. Celebró dos sínodos diocesanos, estableció y promovió las asociaciones católicas, la buena prensa, las misiones al pueblo, los Congresos Eucarísticos, Marianios y los misioneros, las conferencias de la Acción Católica. Se preocupó de una manera única de la formación del clero como la de los laicos.
También se esforzó por anunciar el Evangelio a los no cristianos, y por el cuidado de la familia misionera que él fundó y de la que es el Superior General, apoyando todas las iniciativas de la misión en Italia. En 1916 ayudó a fundar la Unión Misional del Clero, siendo el primer presidente durante diez años. En 1928 viajó a China en una visita a los territorios y a las comunidades cristianas confiadas a su familia misionera.
El 5 de noviembre de 1931 se quedó dormido en el Señor. A su funeral acudieron numerosas personas. Fue beatificado en San Pedro por el Papa Juan Pablo II el 17 de marzo 1996. Su Santidad Benedicto XVI en el consistorio público del 21 de febrero de 2011 decidió inscribirle en el grupo de los santos. Sus lemas "In Omnibus Christus" y "Caritas Christi Urget Nos" resumen su acción y su espiritualidad. (S.L.) (Agencia Fides 20/10/2011)


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