VATICANO - El Papa retoma las catequesis sobre los Salmos en la Audiencia general en el Vaticano: "El hombre se introduce en el recorrido a menudo oscuro de la vida, pero de improviso la tiniebla es desgarrada por el resplandor de la Palabra de Dios"

miércoles, 21 julio 2004

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - "Después de la pausa con ocasión de mi estancia en el Valle de Aosta, retomamos ahora, en esta Audiencia General, nuestro itinerario a lo largo de los Salmos propuestos por la Liturgia de las Vísperas. Encontramos hoy el decimocuarta de las veintidós estrofas que componen el Salmo 118, grandioso himno a la Ley de Dios, expresión de su voluntad." Con estas palabras el Santo Padre, Juan Pablo II, ha iniciado su catequesis durante la audiencia general de esta mañana, que ha tenido lugar en el aula Paolo VI en el Vaticano.
"El hombre se introduce en el recorrido a menudo oscuro de la vida, pero de improviso, la tiniebla es desgarrada por el resplandor de la Palabra de Dios - ha explicado el Papa -. También el Salmo 18 acerca la Ley de Dios al sol, cuando afirma que "los mandamientos del Señor son límpidos, dan luz a los ojos" (18,9). En el libro de los Proverbios se corrobora luego que "el mandamiento es una lámpara y la enseñanza una luz" (6,23). Cristo mismo, presentará su persona como revelación definitiva precisamente con la misma imagen: "Yo soy la luz del mundo; quien me sigue, no caminará en¡ tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida" (Jn 8,12).
El Salmista evoca los sufrimientos y los peligros de la vida, que necesitan ser iluminados por el Señor: "La paz de la conciencia es la fuerza del creyente; su constancia en el obedecer a los mandatos divinos es la fuente de la serenidad". La declaración final: “Tus enseñanzas son mi herencia perpetua, la alegría de mi corazón" (v. 111) subraya como la realidad más valiosa que el Salmista custodia con cuidado son las enseñanzas y mandamientos del Señor: "Él quiere ser completamente fiel a la voluntad de su Dios. Por este camino encontrará la paz del alma y logrará atravesar el enredo oscuro de la prueba, para llegar a la alegría verdadera."
Por último el Papa ha citado a San Agustín, que comentando el Salmo 118, ha desarrollado el tema de la alegría que surge de la observancia de la Ley del Señor: "¡Bienaventurados por tanto, aquellos que estén sin mancha en el camino, los que caminan en la ley del Señor!" (S.L) (Agencia Fides 21/7/2004 - Líneas: 27 Palabras: 421)


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