VATICANO - "Que los cristianos y las Iglesias vivan entre si en paz y armonía, para testimoniar en la concordia el mensaje del Evangelio de modo más creíble y convincente": Declaración Común de Juan Pablo II y Bartolomé I.

viernes, 2 julio 2004

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - Al término de la visita del Patriarca Ecuménico de Constantinopla al Santo Padre con ocasión de la Solemnidad de los Apóstoles Pedro y Pablo, Juan Pablo II y Bartolomé I han firmado una Declaración Común que subraya "la firme voluntad de continuar el camino hacia la plena comunión entre nosotros en Cristo". Recordando "los pasos positivos que han señalado este camino en común", que comenzó con el histórico abrazo entre el Papa Pablo VI y el Patriarca Atenagora I en Jerusalén, sobre el Monte de los Olivos, el 5 y 6 enero del 1964, los firmantes afirman: "hemos continuado con perseverancia el 'diálogo de la caridad', con la mirada dirigida a ese día luminoso y bendito en el que será posible comulgar en el mismo cáliz del santo Cuerpo y la preciosa Sangre del Dios."
"Damos gracias al Señor por los gestos ejemplares de recíproca caridad, de participación y de división, que nos ha permitido realizar" continúa la Declaración, citando "la visita del Papa al Patriarca Ecuménico Dimitrios en el 1979, cuando, en la sede del Fanar, se anunció la creación de la "Comisión Mixta Internacional para el Diálogo Teológico entre la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa en su conjunto", hasta el encuentro en Asís en la "Jornada de Oración por la Paz en el mundo" y la Declaración común para la salvaguardia de la creación, firmada en el 2002.
A pesar de la firme voluntad de continuar en el camino hacia la plena comunión, se han encontrado obstáculos de diversa naturaleza: doctrinales, derivados de condicionamientos de una historia difícil y también de los profundos cambios ocurridos en la trabazón político-social europea. La misma "Comisión Mixta Internacional para el Diálogo Teológico entre la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa en su conjunto" en los últimos años ha perdido el ritmo. “Sin embargo, puede ser todavía un instrumento idóneo para estudiar los problemas eclesiológicos e históricos que se encuentran en la base de nuestras dificultades y para encontrar hipótesis de solución. Tenemos el deber de continuar con el compromiso decidido de reanudar su trabajo cuanto antes”.
La Declaración afirma: "Ante un mundo que sufre todo tipo de divisiones y desequilibrios, el encuentro de hoy quiere volver a recordar, de modo concreto y con fuerza, la importancia de que los cristianos y las Iglesias vivan entre si en paz y armonía, para testimoniar en la concordia el mensaje del Evangelio de modo más creíble y convincente."
Agradeciendo al Señor por la ampliación de la Unión Europea hacia el Este, Juan Pablo II y Bartolomé I expresan la esperanza "que en esta nueva situación crezca la colaboración entre Católicos y Ortodoxos. Muchos son los desafíos que se deben afrontar juntos para contribuir al bien de la sociedad: curar con amor la llaga del terrorismo, infundir una esperanza de paz, contribuir a sanar tantos conflictos dolorosos; devolver al Continente europeo la conciencia de sus raíces cristianas; construir un verdadero diálogo con el Islam, ya que de la indiferencia y de la recíproca ignorancia solamente puede nacer desconfianza y hasta odio; alimentar la conciencia del carácter sagrado de la vida humana; trabajar para que la ciencia no niegue la centella divina que todo hombre recibe con el don de la vida; colaborar para que esta nuestra tierra no sea desfigurada y la creación pueda preservar la belleza que Dios le ha donado; pero, sobre todo, anunciar con renovado vigor el Mensaje evangélico, mostrando al hombre contemporáneo cuanto puede ayudarle el Evangelio a encontrarse consigo mismo y construir un mundo más humano." (S.L) (Agencia Fides 2/7/2004; Líneas: 43 Palabras: 632)


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