OCEANÍA/AUSTRALIA - El tráfico de miles de mujeres deportadas, privadas de dignidad y de derechos

sábado, 5 junio 2010

Sidney (Agencia Fides) – Cada año, hacia Australia, se verifica un tráfico de miles de mujeres provenientes de Asia, Europa del este y de Sudamérica. Para el “privilegio” de migrar al país, deben ofrecer sus “prestaciones” a 6 o 10 hombres por noche, hasta pagar su deuda de 15 mil dólares. De este modo, a lo largo del primer mes, son obligadas a “servir” gratis a 800 hombres. Es frecuente que no solo vengan desvestidas en modo violento, sino también privadas de sus derechos y de su dignidad.
La organización australiana ACRATH (Australian Catholic Religious Against Trafficking in Humans) es una de las principales que luchan por liberar a las mujeres de la industria del sexo. Según las estadísticas, el tráfico de seres humanos constituye la tercera industria criminal más grande en el mundo, superada solamente por la de las armas y el narcotráfico. Las Naciones Unidas calculan que la trata de personas produce 32 mil millones de dólares americanos al año para los traficantes. Según el ACRATH, en el 2003, fue establecida en Australia una estrategia contra este tráfico, con un financiamiento inicial de 20 millones de dólares por 4 años. Otros 38.3 millones de dólares han sido dispuestos en el budget 2007/2008, incluyendo 26.3 millones para las nuevas iniciativas. Mientras tanto, la conciencia de este grave problema ha disminuido. Son pocos los consientes de la enorme cantidad de mujeres que son vendidas en esta industria, con frecuencia totalmente inconscientes de cómo serán obligadas a pasar su vida.
Por otro lado, son muchos los que sostienen que la legalización de la prostitución reforzaría a cuantos trabajan en esta industria; con controles que permitirían mejorar las condiciones del trabajo. El periodista y autor canadiense, Victor Malerak, actualmente de viaje por Australia, piensa en modo distinto. “Hoy las mujeres explotadas en la industria del sexo son llamadas ‘libres profesionales (‘Independent Contractors’), pueden aparentemente escoger sus condiciones de trabajo, y no tienen suficientes garantías de tutela. En un encuentro auspiciado por la ONG ‘Collective Shout and the Salvation Army’, el periodista dijo caramente que la industria del sexo constituye la fuerza más destructiva contra las mujeres de todo el mundo. (AP) (5/6/2010 Agencia Fides; líneas 27, palabras 371)


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