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Roma (Agencia Fides) - Pobreza significa enseguida hambre. En el mundo más de 1 billón y 300 millones de personas, cerca de 1/3 de la población mundial, tiene una alimentación insuficiente. Según la OMS, de este 30% al menos 500 millones ni siquiera disponen de 1500 calorías al día, por lo que padecen hambre absoluta. Según las estimaciones, en los Países en desarrollo vive el 80% de la población mundial en condiciones paupérrimas.
La exigencia alimenticia de los seres humanos se expresa en calorías y varia según la edad, peso, sexo, salud, trabajo, clima, metabolismo, costumbres alimenticias. Normalmente, una alimentación suficiente tiene que garantizar al menos 2.000 calorías al día.
Las consecuencias del hambre como adelgazamiento, apatía, debilidad muscular, depresión del sistema nervioso, menor resistencia a las enfermedades, envejecimiento precoz, muerte por inedia, se manifiestan sobre todo en los niños, cuya mortalidad es elevada: vientre hinchado, delgadez, marchitamiento de la piel, apatía, etcétera Además, les afectan las enfermedades parasitarias e infectivas no sólo a causa de la desnutrición, sino sobre todo por las precarias condiciones higiénicas (agua contaminada falta de alcantarillas, etc...). UNICEF ha calculado que la causa principal de muerte de los niños menores de 5 años se debe a la deshidratación consiguiente a las diarreas provocada por infecciones intestinales.
La causa primaria del hambre del mundo no está en una producción alimenticia insuficiente, sino en la imposibilidad para los más pobres de adquirir los alimentos producidos. Los precios de los géneros alimentarios son demasiado altos para la renta media de la población del Tercer mundo. En los países avanzados el gasto alimenticio representa el 20-25% de la renta familiar, mientras que en los países más pobres constituye hasta el 80% de la renta familiar. Desde 1970 a 1983 la producción alimenticia total (cereales, legumbres, tubérculos, carne etc...) ha aumentado al 47%. El incremento de la población en el mismo período ha sido, a nivel mundial, del 1,9% anual, mientras en el Tercer mundo del 2,5%.
El problema de la sed no es secundario. Las últimas investigaciones indican que en África cerca del 75% de la población rural no tiene agua potable; en América latina el 77%; en extremo oriente acerca del 70%. En valores absolutos, son más de 600 millones las personas en el mundo que carecen de agua potable. (AP) (21/6/2004 Agencia Fides; Líneas: 32 Palabras: 416)
