ASIA/MONGOLIA - El Presidente anuncia la suspensión de la pena de muerte: el consenso de la Iglesia

viernes, 15 enero 2010

Ulán Bator (Agencia Fides) – El Presidente de Mongolia, Tsakhia Elbegdorj, anunció hoy la suspensión de la pena de muerte en el país, declarándose favorable a la abolición definitiva de la pena capital en el ordenamiento jurídico mongol, afirmando que ella “degrada la dignidad de Mongolia”.
“Debemos de estar felices por esta suspensión y acogeremos con alegría la eventual abolición de la pena de muerte. Apoyamos toda acción que vaya en la dirección del respeto y defensa de la vida. Buscaremos la colaboración de las otras iglesias cristianas presentes en Mongolia para apoyar esta propuesta”, comentó en diálogo con Agencia Fides el P. Ernesto Viscardi, Misionero de la Consolata y Vice-prefecto Apostólico de Ulán Bator.
El Presidente, elegido el año pasado, había ya conmutado tres condenas a muerte en cadena perpetua. “El Presidente es un democrático que está promoviendo iniciativas encomiables en el país. Por ejemplo se ha opuesto a la eliminación de los subsidios familiares para los hijos, en favor de las familias pobres. Sin embargo, es cierto que se encuentra frente a un Parlamento en el que el Partido Comunista detenta la mayoría, y por lo tanto no será fácil pasar una ley abolicionista, señaló el P. Viscardi.
Acerca de la situación actual de la Iglesia en Mongolia, el misionero afirma: “Estamos en una fase de transición. En los pasados 17 años han sido sembradas nuevamente las raíces de la fe cristiana en Mongolia, se ha trabajado mucho sobre todo el campo del compromiso social, para dar a conocer el rostro de la Iglesia, su misión y el mensaje de Cristo. Estamos en un momento de cambio: se puede ver ahora, respecto del pasado, compromiso pastoral, con la formación de personal local, el catecumenado, grupos juveniles. Gracias a la ayuda de los misioneros, queremos dar un aspecto más mongol a la Iglesia”.
El renacer de la Iglesia en Mongolia se puede remontar a 1992, cuando, saliendo del régimen ateo comunista, el país se dotó de una Constitución que reconoce la libertad de religión. En el mismo año se estrecharon relaciones diplomáticas entre Mongolia y la Santa Sede y se inició la presencia de los primeros misioneros católicos. El anuncio cristiano gradualmente se ha hecho espacio en el corazón de los mongoles, que desde hace mucho tiempo están sedientos de Dios, de una luz para sus vidas, de la que han sido privados por largo tiempo. Hoy la Iglesia en Mongolia cuenta con cerca de 70 misioneros, de 18 países y 9 congregaciones religiosas, para cerca de 600 fieles católicos. (PA) (Agencia Fides 15/01/2010; líneas 32, palabras 436)


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