ASIA/CHINA - HACE TRESCIENTOS AÑOS NACIA LA HEROICA MISION DE LOS CAPUCHINOS EN EL TIBET: UN CONVENIO INTERNACIONAL Y DIVERSAS PUBLICACIONES PARA CELEBRAR EL ANIVERSARIO

miércoles, 4 junio 2003

Arcona (Agencia Fides) – Comenzaba hace trescientos años la aventura misionera de los hermanos capuchinos en los altiplanos de la China tibetana. El 14 de marzo de 1703 la Congregación de “Propaganda Fide” confió a la Provincia capuchina de Las Marcas, la ardua misión del Tibet y de las regiones adyacentes. De 1704 a 1745 trabajaron allí 40 hermanos marquesanos, de los cuales el académico Giuseppe Tucci, después de haber permanecido algunas semanas en Lhasa, capital del lamaísmo tibetano, y lugar de la misión, escribió: “Ha sido escrita una pagina heroica de las misiones por parte de los Capuchinos con la simplicidad de las almas elegidas”.
Para celebrar el tercer centenario de la misión capuchina en el Tibet, la Provincia Picena de los hermanos tiene en programa un Convenio Internacional sobre los principales personajes de la misión: el P. Francesco Orazio Pennabilli (autor de un vocabulario tibetano-latino-italiano con 35.000 palabras), el P. Cassiano Beligatti (definido como el “etnólogo del Tibet” por su puntual descripción de los usos y costumbres del pueblo de aquella zona) y el P. Marco da Tomba que, en casi 50 años de presencia misionera, anotó y transmitió noticias de todo genero. Está prevista también la impresión de un Catalogo biográfico y un numero especial de la revista Voce Francescana (editado en Recanati) que recorre la historia y las principales etapas de la experiencia.
Llegados al Tibet, los franciscanos trabajaron en Lhasa como médicos, ganándose la estima de la población local y después de algunos años, cuando se produjeron lo primeros bautismos (1741), comenzaron los problemas: los neo bautizados se negaron a participar en la oración comunitaria impuesta por el Lama local y fueron públicamente castigados. En 1745 los hermanos debieron dejar la zona porque permanecer era ya peligroso para sus vidas. El único signo que quedó de su presencia fue una campana, la “Te deum laudamus” que el P. Marco obtuvo de un almirante ingles y que todavía hoy permanece en Lhasa como testimonio de la ardiente empresa de los misioneros capuchinos.
Señala hoy el misionero capuchino P. Egidio Picucci: “El fin de la misión se debió a un conjunto de circunstancias: escasa preparación de los misioneros, ambiente difícil; distancia de Roma (una carta tardaba dos años en llegar); viajes masacrantes; clima imposible; falta de recursos económicos. Queda, de todas formas, el valiente intento que los hermanos dieron al Tibet y Nepal en el conocimiento y difusión de la Buena Nueva en las intransitables alturas de Asia”.
(PA) (Agencia Fides 4/6/2003 Líneas: 35 Palabras: 434)


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