VATICANO - “Promover con valentía la misión ad gentes" - Presentado el Mensaje del Santo Padre para la Jornada Misionera Mundial 2004 sobre el tema “Eucaristía y Misión”

jueves, 29 abril 2004

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - Son 1.091 las Circunscripciones eclesiásticas (Archidiócesis, Diócesis, Vicariatos y Prefecturas apostólicas...) en todo el mundo que dependen de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos a las que se añaden otras 153 de la denominada “zona del silencio” (como China, Camboya...). Al servicio de este mundo misionero trabajan unas 85.000 personas entre sacerdotes diocesanos y religiosos, 450.000 religiosas y 1.650.000 catequistas. “Aunque estas fuerzas puedan parecer notables y aún cuando constatamos un continuo aumento de las vocaciones a la vida religiosa y sacerdotal, sin embargo, éstas son insuficientes para las necesidades que surgen en los países de misión”, señaló el Card. Crescencio Sepe, Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, durante la rueda de prensa de esta mañana, 29 de abril, en la Sala de Prensa de la Santa Sede, para la presentación del Mensaje del Santo Padre Juan Pablo II con ocasión de la Jornada Misionera Mundial 2004.
El Card. Sepe en su intervención expuso la situación actual del trabajo misionero de la Iglesia en el mundo, señalando como resultados de extraordinaria actualidad la invitación del Santo Padre en el primer número del Mensaje de este año: hay que “promover con valentía la misión "ad gentes". Echando una mirada hacia la extensión de las obras sostenidos por Propaganda Fide en el mundo a través de las Obras Misionales Pontificas, el Card. Sepe recordó los 280 seminarios mayores interdiocesanos (para 65 mil seminaristas mayores), 110 seminarios menores (para 85 mil seminaristas menores), 42 mil escuelas, 1.600 hospitales, 6.000 dispensarios médicos, 780 leproserías y 12.000 obras caritativas y sociales. “Estas obras socio-caritativas están destinadas no sólo a los católicos, sino también, y en algunos casos sobre todo, a los no católicos y no cristianos” señaló el Cardenal, citando como ejemplo la India donde los católicos son el 6,9% de la población mientras que las obras caritativas católicas representan el 27% de las existentes en el país y en algunos países árabes la gran mayoría de alumnos que las frecuentan son de religión islámica. En estos datos no se incluyen la asistencia ofrecida por misioneros a pequeñas comunidades parroquiales individuales, ni el compromiso, sobre todo en África, por combatir el SIDA y otras enfermedades graves que diezman la población como son el cólera, diabetes, meningitis...
A las estructuras de la Iglesia esparcidas en los cinco continentes se añaden las instituciones en Roma: La Universidad Pontificia Urbaniana, única Universidad exclusivamente misionera en el mundo, con 1300 alumnos y 110 profesores; los dos Colegios Pontificios de San Pedro y San Pablo, que albergan a 350 sacerdotes provenientes de países de misión que se encuentran en Roma para completar los estudios superiores; el Colegio Pontificio Urbaniano con 140 alumnos seminaristas; el Centro Cultural Asiático “Juan Pablo II” con 45 estudiantes de China y Vietnam; el Colegio Mater Ecclesiae para la formación de catequistas; el Foyer Pablo VI para la formación de religiosas (80 religiosas) y el Centro Internacional de Animación Misionera (CIAM).
“La asistencia de la Iglesia a las poblaciones en tierras de misión no se limita a una sola nación o a un único continente, sino que se dirige a todos los pueblos, sin distinción de fe religiosa, cultura, lengua o sistema político - concluyó el Card. Sepe. Y sobre todo la obra de la Iglesia no es algo que haya comenzado hoy sino que data de los orígenes cuando los misioneros iniciaron la evangelización y contribuyeron con su asistencia caritativa a la promoción humana, social y cultural de las poblaciones locales”.
El P. Massimo Cenci, PIME, Subsecretario de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, se centró después en ilustrar los puntos fundamentales del Mensaje del Santo Padre. “En el próximo mes de octubre, mes misionero por excelencia, se celebrará también el Congreso Eucarístico Internacional de Guadalajara (México) - dijo el P. Cenci - y el Santo Padre ha querido unir “Eucaristía y Misión” como un binomio inseparable, para favorecer una renovada conciencia misionera en torno a la Eucaristía y crear una verdadera interdependencia entre el misterio eucarístico y el misterio de la Iglesia”.
El Mensaje del Papa se articula en cinco puntos y comienza con un llamamiento a la Misión ad gentes, todavía muy lejana de su cumplimiento. Juan Pablo II solicita a todos compartir la ‘sed’ del Redentor, ofreciendo como testimonios a Santa Teresa de Lisieux y San Daniel Comboni. Invita a un nuevo fervor ante los desafíos socio-religiosos actuales. Une la Jornada Misionera al 150º aniversario de la Definición del Dogma de la Inmaculada Concepción e invita por ultimo a contemplar la Eucaristía “con los ojos de Maria”
El segundo punto del Mensaje ofrece una relectura de la Encíclica “Ecclesia de Eucharistia”, subrayando el binomio Eucaristía-Iglesia: La Eucaristía edifica la Iglesia y la Iglesia hace la Eucaristía. “La misión de la Iglesia se encuentra en continuidad con la de Cristo (Cfr Jn 20, 21), y obtiene fuerza espiritual de la comunión con su Cuerpo y con su Sangre. La Eucaristía es pues el misterio en el que la Iglesia misionera se refleja en el sacrificio de sus mártires y la fuente de la extrae energía y vida. De ella, don de amor sacrificado por todos (..sangre esparcida por vosotros y por todos) la Iglesia aprende la universalidad de la redención”.
La Eucaristía, celebración de la muerte y resurrección del Señor, prolonga sus efectos saludables en la espiritualidad eucarística: “Precisamente por esto, una evangelización eficaz del mundo necesita apóstoles ‘expertos’ en la celebración, adoración y contemplación de la Eucaristía. Por tanto, la Misión no puede hacerse sino con el apoyo de almas contemplativas, que se asocien a la obra de los misioneros y les sostengan con su oración”.
“Inmediatamente después de la consagración, hay en el corazón de la liturgia eucarística un pasaje intensamente misionero que corresponde de modo analógico al mandato misionero del Maestro. El llamamiento misionero de Jesús “Haced esto en memoria mía” es confiado a todos sus ministros ordenados. Los creyentes que se nutren en su Banquete, comprenden que el mandato misionero consiste en ser “una oblación agradable” , santificada por el Espíritu Santo, “para formar cada vez más un solo corazón y una sola alma” (Hch 4,32) y convertirse en testigos de su amor hasta los últimos confines de la tierra. Por esto, en su dimensión presente y junto con la escatológica, la Iglesia por su naturaleza misionera y peregrinante, renueva cada día el sacrificio de la Eucaristía en beneficio del mundo, y permanece en espera de la vuelta gloriosa del su Señor”.
En el último punto el Santo Padre hace referencia al 150º aniversario del Dogma de la Inmaculada Concepción (1854-2004) y señala a María como “primer tabernáculo de la historia”. “Así como Iglesia y Eucaristía son un binomio inseparable, lo mismo se puede decir del binomio María y Eucaristía”. (SL) (Agencia Fides 29/4/2004 Líneas: 81 Palabras: 1157)


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