EUROPA/ITALIA - Economía Norte-Sur: Subsidiariedad una posible respuesta a los momentos de crisis

martes, 27 abril 2004

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - Salir de los lugares comunes de las ideologías y de los moralismos, abrir un debate sobre los grandes temas de la ética y la economía para ayudar concretamente a los países de llamado “Sur del mundo” a salir del enclave de miseria y de atraso en que se encuentran sumergidos: estos son los motivos que han inducido a la Agencia Fides ha inaugurar un nuevo espacio dedicado al tema Economía Norte-Sur. La primera contribución que propone Fides es de D. Luigi Roth, uno de los conocidos manager italianos que une su experiencia profesional con un profundo conocimiento de la cultura de los mercados en el cuadro económico internacional. A esta primera contribución se unirán otras contribuciones internacionales que examinaran la relación cada vez mas decisiva que une la economía a la vida de los pueblos y las naciones.


El peso de la confianza, el valor de la nostalgia (de Luigi Roth)

La subsidiariedad: una intuición
Primero fue Platón, después Aristóteles. Todavía después Tomas de Aquino, quien sostenía la autonomía de las formas de gobierno, humanas y divinas, cada una con la propia función y potencialidad. En Alemania en torno a la mitad del Ochocientos, Wilhelm Emmanuel von Ketteler, Obispo de Magonza, determina los limites naturales de la ingerencia y la no-ingerencia de las instituciones públicas: por un lado los privados no son suficientes para resolver problemas de interés social -su discurso hacia referencia en particular a la instrucción- y por otro lado, el Estado, con una presencia demasiado fuerte y centralizada, corre el peligro de debilitar la iniciativa social. En septiembre de 1848 von Ketteler intuye la respuesta al problema, proponiendo un primer concepto de subsidiariedad entre poderes, como solución intermedia entre la presencia—ausencia del Estado en lo social. “Mi punto de vista se basa en el sencillo principio de que todo individuo debe poder ejercer personalmente los derechos que es capaz de ejercer. Para mi el Estado no es una máquina, antes bien, un organismo vivo con miembros vivos, en el que cada miembro tiene el propio derecho, su propia función y despliega la propia vida libre. Para mi tales miembros son el individuo, la familia, la comunidad etc... Cada miembro inferior se mueve libremente en la propia esfera y goza del derecho de la más libre autodeterminación y autogobierno. Sólo cuando el miembro inferior de este organismo no es capa ya de alcanzar por si solo los propios fines y de hacer frente por si solo al peligro que amenaza su desarrollo, entra en acción, a su favor, el miembro superior”.

Después del “jueves negro” de Wall Street, una coincidencia interesante
No hace muchos años, la caída de la Bolsa de Wall Steet en 1929, puso la atención sobre la relación entre iniciativas públicas e iniciativas privadas, aunque en términos diversos. En las palabras de un gran economista John Maynard Keynes: “Nos encontramos en estos días en medio de las más grandes catástrofe económica del mundo moderno, las más grande debida a causas completamente económicas (...) Pero creo que hay la eventualidad, de que cuando los economistas históricos del futuro estudien esta crisis la interpreten como una fase de cambio radical”. Una frase que podría referirse a hoy. Por el contrario, en junio e 1931, cuando Keynes estaba de visita en Estados Unidos, reveló la fragilidad del sistema económico, oprimido por la excesiva financiación y expuesto al peligro de una profunda crisis. Mas que riesgo, quizá en aquel momento diseñaba la realidad de una crisis que habría marcado profundamente el desarrollo económico mundial del siglo XX.
Todavía en 1931, pasando de América a Europa, volviendo de las raíces librecambistas a las católicas, se produce una coincidencia significativa. EL Papa Pío XI con la encíclica Quadragesimo anno, legitimaba el nacimiento “oficial” del moderno concepto de subsidiariedad: “así como es ilícito sustraer a los individuos de lo que ellos pueden realizar con sus propias fuerzas y de su iniciativa para traspasarlo a la comunidad, así es también injusto confiar a una mayor y mas alta sociedad lo que pueden hacer comunidades inferiores y menores. Y esto es un grave daño y un desorden del recto orden de la sociedad, porque el objeto natural de cualquier intervención de la sociedad misma es el de ayudar de manera supletoria a los miembros del cuerpo social y no destruirlos o absorberlos”

La respuesta a la crisis que viene de Europa: la subsidiariedad
Adoptada hoy como norma de gobierno, incluso por el Parlamento europeo, introducida por el Tratado de Maastricht para definir la repartición de las competencias entre la Unión y los Estados miembros, la subsidiariedad exalta la capacidad de autogobierno del individuo y de la comunidad en un equilibrio de funciones entre niveles superiores de poder y niveles intermedios y es un instrumento de delegación activo por parte del Estado, de dialogo entre sociedad civil y poderes públicos. Una posible respuesta a momentos de crisis. Desde entonces han pasado más de 70 años - muchos en la historia de la economía - y las numerosas vueltas al pensamiento de Keynes a los que estamos asistiendo, hacen pensar realmente que sea un punto de cambio, de replanteamiento. Y no es una coincidencia que, al mismo tiempo, se insita tanto en la subsidiariedad. Mas allá de la correspondencia cronológica de los dos eventos, si ponemos juntos las vicisitudes actuales de la economía y las finanzas con la atención de los economista a la teoría de Keynes y con el empeño en aplicar la subsidiariedad en Europa, se entreven puntos de fuerte convergencia, y un camino a seguir, orientado a la estabilidad y la confianza.

Confianza como pilar de la economía
Es un camino hacia la estabilidad, que puede ser sostenido por las empresas, cuando consiguen proteger los objetivos de beneficios, perseguir el interés colectivo, el fin ético. Pero también una estabilidad que debe ser “controlada” por el Estado - y esta es una posición de Keynes que comparto - con la subsidiariedad entre poderes. La colaboración entre publico y privado. El Estado tiene el deber, en este sentido, de guarnecer el sistema de recursos de base como el agua, la energía, infraestructuras de comunicación, poseyendo o controlando las redes. En virtud de su papel, puede disponer de la capacidad económica para adquirir y de los instrumentos adecuados para dirigir y también para realizar inversiones en beneficio de la comunidades que no pueden ser abandonas al dominio único de los privados. Es también un camino orientado hacia la confianza, tanto por incentivar la tendencia natural al optimismo que hacen los mercados, como por liberar a los animal spirits keynesianos, los estímulos espontáneos a la acción que hacen mover la economía y que van mas allá del puro cálculo. Mas que un estado de animo, la confianza es de hecho, un pilar fundamental del nuevo capitalismo “en red”. Se mueve por alianzas y relaciones entre sujetos complementarios y se concretiza en proyectos y desarrollo económico real, para los individuos y para el país. Es un principio, un asset intangible, que actúa en el sistema económico junto con otros asset intangibles.

La nostalgia por el bien común: un valor a reponer en el mercado
Estabilidad y confianza son la base de las reflexiones que mueven el entretejido entre la economía keynesiana y la subsidiariedad. Pero aunque está fuera de toda duda que Keynes se debe releer con atención, por si solo no basta para explicar la situación actual. Es autor de su tiempo y no siempre ofrece recetas validas. Pero creo que ahora se da el clima justo porque algunas de sus intuiciones son escuchadas. Ante todo porque en los periodos de crisis, dice el, nacen más ideas. Después para consolarse del hecho que todavía habrá tantas crisis por superar. Pero hoy tenemos algún instrumento de más: estamos comenzando a comprender, por fortuna, lo peligroso que es, para nosotros mismo ser egoístas en economía. Y nos parece sentir un deseo de bien común y compartido, por parte de todos, y una sana nostalgia de un modo de administrar la riqueza que tiene todavía algo que ver con la felicidad de las personas. (Luigi Roth) (Agencia Fides 27/4/2004 Líneas: 103 Palabras: 1.359)


Compartir: