VATICANO - El Papa en el Angelus recuerda el drama de miles de niños: “Estos hermanos nuestros más pequeños, que sufren por el hambre, la guerra y las enfermedades, lanzan al mundo de los adultos un llamamiento angustiante. ¡Que su grito de dolor mudo no quede sin ser escuchado! - Llamamiento a construir la civilización del amor “en la amada región de los Grandes Lagos”

lunes, 29 marzo 2004

Ciudad del Vaticano(Agencia Fides) - Antes de recitar el Angelus con los fieles en la Plaza de San Pedro, el Santo Padre Juan Pablo II, recordó ayer, domingo 28 de marzo, el tema de su Mensaje dedicado a los niños. “En el Mensaje cuaresmal de este año, he invitado a poner a los niños en el centro de la atención de las comunidades cristianas. Muchos de ellos son víctimas de graves enfermedades, incluidas la tuberculosis y el Sida, carecen de instrucción y sufren a causa del hambre. Desnutrición y malnutrición, agravadas por preocupantes carencias sanitarias, siguen siendo causa cotidiana de muerte de muchos de estos pequeños, privados incluso de lo mínimo indispensable para sobrevivir”.
El Santo Padre se centró después en particular en el drama de los “niños-soldado”: “En algunos rincones de la tierra, especialmente en los países más pobres, hay niños y adolescentes que son víctimas de una horrible forma de violencia: son reclutados para combatir en los así llamados “conflictos olvidados”. Sufren así una doble agresión escandalosa: se les convierte en víctimas y al mismo tiempo en protagonistas de la guerra, involucrándoles en el odio de los adultos”.
Por ultimo Juan Pablo II lanzó un llamamiento en nombre de estos hermanos más pequeños que sufren por el hambre, la guerra y las enfermedades: “¡Que su grito de dolor mudo no quede sin ser escuchado! Jesús nos recuerda: “El que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe” (Mateo 18, 5). El tiempo de cuaresma invita a los cristianos a una acogida más generosa de estas palabras evangélicas, para traducirlas en obras valientes a favor de la infancia en peligro y abandonada”.
Después del Ángelus el Papa recordó los trágicos sucesos acaecidos hace diez años en la región africana de los Grandes Lagos, invitando a todos a ser auténticos constructores de paz: “Han pasado diez años desde que, el 7 de abril de 1994, en Ruanda, estallaron graves enfrentamientos entre hutus y tutsis, culminados en el genocidio, en el que fueron bárbaramente asesinadas centenares de miles de personas. Pidamos al Señor que una tragedia así no se repita nunca más. A vosotros, querida población, a vosotros, jefes religiosos y civiles y a todos vosotros que en la comunidad internacional trabajáis generosamente por llevar la paz a la amada región de los Grandes Lagos, os digo: ¡Nos os desalentéis! Sed constructores de la civilización del amor, animados por la palabra del Salvador,: “Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios” (Mt 5,9)”. (SL) (Agencia Fides 29/3/2004 Líneas: 35 Palabras: 485)


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