VATICANO - “Los testigos y mártires nos inspiran en la oración, nos empujan al apostolado, nos confirman en la fe”: un volumen que recoge los testimonios heroicos de fe y martirio de las Iglesias orientales católicas en la Europa del novecientos

jueves, 25 marzo 2004

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - “El conocimiento de la historia es decisivo para la identidad. Algunas Iglesias orientales católicas han sido tan duramente combatidas que han perdido enormemente en personal, bienes, memoria y los fieles se vieron obligados a frecuentar las únicas iglesias abiertas, las ortodoxas y a veces las latinas. Después de tantos sufrimientos, la memoria histórica ayuda a encontrar de nuevo de lleno las raíces. La publicación no calla sobre los responsables de tantos sufrimientos. Pero no hay rencor. A pesar de las relaciones históricamente difíciles, en muchos casos durante el “siglo de los mártires” católicos orientales y de otras confesiones, supieron sufrir juntos en las cárceles, en los gulag, en los campos de trabajo forzado” Afirma el Card. Ignace Moussa I Daoud, Prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, presentado en la Sala de Pesan Vaticana, el volumen “Fe y martirio: Las Iglesias orientales católicas en la Europa del siglo XX” (Actas del Convenio de historia eclesiástica contemporánea-Ciudad del Vaticano 22- 24 de octubre de 1998) editado por la Librería Editorial Vaticana.
El Card. Daoud ha precisado “No hay rencor -lo repito - porque la memoria de los mártires es siempre purificante. El mártir es comparable a los mansos y misericordiosos de las Bienaventuranzas, porque perdona, porque ni siquiera busca el martirio, no piensa en quien podría matarlo, sino que sencillamente escoge el dar la vida, el vivir misericordiosamente. Ofrece la vida, no se afana en conservarla a toda costa”.
El Prof. Andrea Riccardi, docente de Historia de la Iglesia reveló que el volumen recoge “un notable trabajo que se sitúa en ese filón de estudios suscitado por la gran intuición de Juan Pablo II de que la Iglesia del Novecientos es una Iglesia de mártires, como ha dicho y escrito tantas veces” Centrándose en particular en el martirio de los católicos orientales, el prof. Riccardi, destacó como en estos se unen “por particular situación, la de pertenecer a dos mundos: el mundo de la tradición oriental y el mundo de la Iglesia católica. Con frecuencia los católicos orientales son como un puente entre mundos diferentes con todos las incomodidades e incomprensiones de los puentes...Por ello, el martirio de los católicos orientales, como gente que está en la frontera entre los dos mundos, es con frecuencia mas duro que el de los latinos u ortodoxos”. Los católicos orientales constituyen una especia que la política comunista no admite en ninguna parte del imperio del Este (desde Checoslovaquia hasta Rumania), sin no es en raras excepciones como en la pequeña y sufriente comunidad búlgara y húngara.
Riccardi señaló depues que las paginas de este libro “ilustran el diseño soviético de hacer desaparecer el catolicismo oriental” y señaló el gran problema de la libertad religiosa. “Negar la vida a las comunidades católicas orientales quiere decir negar la libertad religiosa y la libertad en el pluralismo. Era este pluralismo lo que los regímenes comunistas no podían aceptar”. En el Este europeo, no se da solo el martirio de la jerarquía, sacerdotes o religiosos entre los católicos, ortodoxos y protestantes, “sino que se debe hablar de un verdadero martirio del pueblo”. Al final de su intervención, Riccardi volvió al significado cristiano del martirio: “el mártir cristiano, en la conciencia de los cristianos, tiene una función específica: no llama a la venganza, ni siquiera a la reivindicación. Hoy mártir es un palabra de la que se abusa en nuestro lenguaje. Se habla de martirio en sentido laico. Se habla de martirio para los camicaces islámicos. Pero el “mártir” suicida, es algo muy distinto del mártir cristiano. El mártir cristiano no muere para matar a otros. El mártir cristiano da la propia vida para que otros se salven, por no abandonar su propia fe, para sostener a otros creyentes, por amor. No busca la muerte, pero no renuncia a la propia fe o a un comportamiento humano por salvar la propia vida. Esta es una historia que recorre estas páginas”. (SL) (Agencia Fides 25/3/2004Líneas: 47 Palabras: 696)


Compartir: