EUROPA/PORTUGAL - La familia, primera escuela de solidaridad: cuanto más se vive la solidaridad en familia, mayor será la esperanza de una sociedad más solidaria en el futuro

lunes, 15 marzo 2004

Lisboa (Agencia Fides) - Con ocasión de la Jornada Nacional de Caritas, celebrada en Portugal, ayer, 14 de marzo, Tercer Domingo de Cuaresma, la Comisión Episcopal para la acción Social y Caritativa de la Conferencia Episcopal Portuguesa, ha difundido un mensaje centrado en la familia considerada como la primera escuela de solidaridad del ser humano.
El Mensaje, titulado “Familia solidaria, un toque de esperanza”, comienza explicando el objetivo de la recogida de fondos que cada año promueve Caritas a favor de los numerosos ciudadanos portugueses y de otras nacionalidades a los que les falta lo indispensable para sobrevivir con dignidad. “La pobreza de estos miles de personas constituye una autentica espina en el corazón de nuestra sociedad” que se revela incapaz de resolver este problema social, con contornos cada vez más indefinidos, los cuales no dependen solo de soluciones económicas. “Se trata además, de una cuestión social con profundas raíces culturales que se alimentan del humus del ambiente familiar, donde nacen crecen y son educadas las nuevas generaciones”.
En esta perspectiva el documentos señala que el ser humano descubre los valores de los otros imitando los medios que tiene a su disposición. Este principio es válido para la solidaridad, como para otros valores: no se inventa, se aprende gradualmente a partir de los modelos significativos y por medio de una practica continuada. Los principales modelos y más significativos que puede tener un niño, se encuentran en su familia: “de ahí la importancia de la familia en la adquisición del espíritu de solidaridad. Una familia donde se vive y se practica la solidaridad, formará personas solidarias”. Desgraciadamente, continua el documento, “hoy muchos niños son educados más en el egoísmo que en la solidaridad. Se les da todo, se les esconden las dificultades y pobreza, creando así la ilusión de que todo es fácil. Después piensan que tienen derecho a todo, sin renunciar a nada. Pero sin renuncia no hay solidaridad. Sin solidaridad no hay convivencia pacífica ni esperanza de una sociedad mejor”.
El Mensaje concluye reafirmando la contribución fundamental que la familia está llamada a ofrecer a la sociedad: una fuerte experiencia de comunión y de participación que favorezca las relaciones interpersonales, fundadas en la gratuidad y en el respeto de la dignidad personal, y que promuevan la disponibilidad desinteresada, el servicio generoso y la solidaridad profunda. Cuanto más se viva la solidaridad en familia, mayor será la esperanza de una sociedad más solidaria en el futuro. (RZ) (Agencia Fides 15/3/2004 Líneas: 32 Palabras: 432)


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