VATICANO - “La moral católica no puede acoger el concepto mismo de procreación artificial sea cual sea la técnica con la que se alcance”, dice Mons. Elio Sgreccia al termino de la X Asamblea General de la Pontificia Academia para la Vida

miércoles, 25 febrero 2004

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - Acaba apenas de concluir la X Asamblea de la Pontificia Academia para la Vida. Hemos pedido a Su Exc. Mons Elio Sgreccia, Vicepresidente, un balance final de estas jornadas.
“El encuentro de este año asumía un carácter especial porque entraba dentro del decenio de la fundación de la Academia. La primera jornada ha estado dedicada a este particular evento que incluía un balance de la actividad desarrollada en estos diez años y que ha resultado un balance rico y positivo porque la Academia ha tenido aun con pocos medios, que seguir las temáticas que se han sucedido con gran rapidez y que están presentes en el panorama internacional de carácter científico: células estaminales, clonación, xenotransplantes etc... También en esta Jornada hemos conmemorado la figura del Fundador, el profesor Le Jeune, figura que ha resultado ser uno de los investigadores que por no “obedecer” a los intereses que se creaban y a la mentalidad de la época, pagó personalmente con su carrera, sufrió por oponerse al aborto siendo incluso un genetista experto en el diagnostico prenatal, uno de los investigadores que descubrió el origen del mongolismo. Por tanto, la conmemoración del prof. Le Jeune dio un toque de entusiasmo a la Asamblea que puso en evidencia también el carácter de contestación que suscita a veces el mundo de la investigación católica en la sociedad de hoy. Esta primera jornada, aun no teniendo un carácter estrictamente científico, cargó de significado, de aspiraciones, de entusiasmo a los participantes. Después se recordó de nuevo las enseñanzas del Papa en estos 25 años de apostolado.
Por lo que respecta a la segunda parte de la Asamblea que tenía como tema de carácter científico la procreación artificial, ha sido una reflexión cargada de consideraciones de carácter científico tecnológico ligadas al tema, tanto a nivel científico como ético y político.
En estas dos jornadas, ha quedado muy claro porque la moral católica no puede acoger el concepto mismo de procreación artificial, sea cual sea la técnica con la que se alcance. Y esto lo ha expresado muy bien el Santo Padre en su discurso, cuando dijo que en la estructura de la persona humana y de la sexualidad humana, hombre o mujer, la procreación está adecuada a la dignidad de las personas implicadas, padres o hijos, cuando el esposo se convierte en padre por medio de la unión personal, conyugal con la esposa y la esposa se convierte en madre por medio de la unión personal, conyugal con el esposo. De este contexto se tiene una procreación a nivel humano, antropológicamente situada a nivel de la verdadera dignidad del ser humano, el ser humano padre, el ser humano madre, el concepto de familia. Todo esto ha sido puesto en una evidencia de carácter antropológico, de carácter ético, de manera suficientemente clara que pienso será un punto de referencia para todas las reflexiones en este campo.
Fue muy apreciado también la contribución de reflexión que se realizo sobre las leyes que se han elaborado aquí dentro y sobre el comportamiento que pueden o deben asumir en los parlamentos todos aquellos que sean defensores de la dignidad humana, que están en contra de la procreación artificial, especialmente los diputados y parlamentarios católicos. El compromiso que tienen los católicos es el de testimoniar su adhesión a los contenidos de la moral católica. En el contexto político en el que se encuentran, al no poder siempre conseguir que todos compartan el contenido humano rico y global, deben trabajar por disminuir los daños. Esta es una línea que deja íntegra la adhesión al magisterio de la Iglesia para los católicos y afirma la posición de contener los daños de una ley que se va elaborando. No es el resultado de un compromiso sino el resultado de quien ha querido esto en mayoría. La responsabilidad no es pues de los católicos sino de aquellos que la han querido. Esta misión de los católicos, que debe permanecer fiel a su moral y al mismo tiempo dentro de las reglas parlamentarias de la democracia, es una misión nueva que ha sido estudiada con mucha atención, mucha delicadeza y mucho rigor, con una atenta discusión del problema.
Se ha hecho también una tercera reflexión que creo importante, la de las líneas alternativas que se proponen a la procreación artificial. Ya se ve, se comprende y se percibe de todo lo que se ha dicho, que también en el mundo laico, la desproporción que hay entre los costes humanos y los beneficios de la procreación artificial, lleva a considerar que esta conducta procreativa artificial pierde cada vez mas consistencia y estima incluso entre los científicos. Por tanto existe la urgencia de crear formas alternativas para restablecer la fecundación natural. Tanto mas cuanto que hoy la infertilidad, la infecundidad está creciendo en el mundo a causa de muchos factores entre los cuales esta el distanciamiento del matrimonio a una edad tardía pero también los referentes al comportamiento o envenenamiento del ambiente etc... Por esta razón es también urgente crear una corriente de pensamiento y una línea de investigación para dar a las parejas infértiles y a las personas infértiles el modo de reparar la infertilidad, de prevenirla y repararla con medios y métodos de verdadera terapia. Se ha hablado de una terapia quirúrgica, microcirugía de trompas, se han visto buenos resultados con altos porcentajes, mucho mas casi del doble o el triple de los obtenidos en la fecundación artificial. Se ha visto también el beneficio que se puede obtener del uso mas atento de la farmacología y sobre todo del comportamiento, de la higiene y de la prevención. Sobre este punto tenemos esperanzas de crear una corriente cada vez más rica de investigación que pueda ser sostenida por medios financieros hasta ahora en marcha y perfeccionar las técnicas de procreación artificial que desde hace 20 años se han parado.
El dinero, especialmente el público, se podría emplear para reparar la fertilidad natural para que cada uno pueda tener en la familia la alegría de un hijo. Se ha hablado también de adopción porque en las causas de infertilidad, de fecundidad siempre queda algún porcentaje insuperable. Y por ello acompañar el concepto de fecundidad, que no es lo mismo que fertilidad, la fecundidad humana en sentido espiritual, en sentido afectivo, en sentido social, solidario hacia la adopción, hacia la ayuda a las familias necesitadas a tantos niños que viene del mundo de la marginación y explotación, ha sido también una de las líneas de los llamamientos de la Conferencia” (AP) (Agencia Fides 25/2/2004 Líneas: 75 palabras: 1125)


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