EUROPA/SUIZA - “No podemos dejar que las víctimas de las minas se conviertan también en víctimas del olvido y la discriminación”: el Observador permanente de la Santa Sede, el Arzobispo Tomasi, en el Comité permanente de expertos de la Convención sobre la prohibición de las minas antipersonales

lunes, 16 febrero 2004

Ginebra (Agencia Fides) - “En Asia y en África he visto personalmente los destrozos causados por las minas antipersonales en los cuerpos de refugiados en fuga y de mujeres y hombres trabajadores en pueblos de frontera. Estas minas son una fuente de sufrimiento inhumano”. Con estas palabras, fruto de la propia experiencia personal, Su Exc. Mons. Silvano Maria Tomasi, Observador Permanente de la Santa Sede ante la Oficina de las Naciones Unidas y las Instituciones Especializadas en Ginebra, inició su intervención durante la primera reunión del Comité permanente de expertos de la Convención sobre la prohibición de las minas antipersonales desarrollada en Ginebra del 9 al 12 de febrero.
El Arzobispo señalo la importancia de evitar que las personas puedan convertirse en “víctimas inocentes de estas armas viles, asesinas e inútiles” y llamó a las autoridades nacionales y a la comunidad internacional para asumir las propias responsabilidad con respecto a las trágicas consecuencias de estas minas. “No podemos dejar que las víctimas de las minas se conviertan también en víctimas del olvido y la discriminación” prosiguió Mons. Tomasi. “Las víctimas de las minas son ciudadanos y miembros a título pleno de su comunidad. Tienen el derecho de ser asociados efectivamente en la elaboración y desarrollo de políticas de rehabilitación y de reintegración social”. La atención particular hacia estas personas hará que ellas mismas puedan a su vez desempeñar un papel activo en la “promoción de una humanidad fraterna y pacificada”.
En su intervención Mons. Tomasi recordó también que las víctimas de las minas antipersonales “son testigos inocentes de una visión equivocada de la seguridad” y muchos estados han comprendido que estas armas, además de sus efectos inhumanos y devastadores, a largo plazo son inútiles ya que dan la ilusión de una seguridad artificial”. En la mayor parte de los casos los ciudadanos de los países que utiliza estas armas son los que más padecen sus desastrosas consecuencias.
El Observador permanente concluyó su intervención señalando la prioridad de los programas de asistencia a las víctimas de las minas antipersonales y la necesidad de no desanimarse entre la labor que parece inmensa. Millones de minas han sido destruidas son muchas las iniciativas de naciones, voluntarios y organizaciones religiosas para asistir a las victimas, sin embargo “queda todavía mucho por hacer”. “Curar a poblaciones enteras de conflictos armados, especialmente a las personas que más directamente han quedado afectadas o que han sido víctimas de sus consecuencias -afirmó Mons. Tomasi - es la mejor inversión para construir una auténtica seguridad y una paz duradera.”. (SL) (Agencia Fides 16/2/2004 Líneas: 36 Palabras: 465)


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