AFRICA/CHAD - El papel de la mujer en la Iglesia en palabras del Obispo del Chad Edmond Djitangar

lunes, 9 febrero 2004

Sarah (Agencia Fides) – “Las mujeres son miembros de pleno derecho de nuestra Iglesia- Familia”. Así declara S.E. Mons. Edmond Djitangar Obispo de Sarah, al Sur del Chad, en una Carta Pastoral titulada: “Para una atención particular de nuestra Iglesia- Familia de Dios por la mujer, en su interior y en la sociedad”. En la Carta, enviada a la Agencia Fides, el Obispo hace hincapié sobre la importancia del sistema educativo en la promoción del papel de la mujer en la Iglesia y en la sociedad: “La educación tradicional y la escasa escolarización de los hijos no permite a las mujeres comprometerse de una manera eficaz en las comunidades de nuestra Iglesia- Familia”, afirma el documento. “Esta situación perdura aún en algunas familias. La educación de los niños era una tarea común de la sociedad, pero se realizaba discriminando a las niñas con respecto de los niños. Las iniciaciones tradicionales son un ejemplo: estas prácticas inculcaban el dominio del hombre sobre la mujer y la sumisión de la mujer al hombre”.
Para agravar la situación “la iniciación tradicional femenina ha perdido mucho de su valor educativo dando una importancia excesiva a la práctica de la “escisión” o corte (tomada de la población islámica)”. Por este motivo el Obispo alaba el “valor de las asociaciones femeninas y de las mujeres cristianas que están luchando contra esta práctica. La práctica de la escisión está prohibida en nuestra Iglesia –Familia de Dios porque es un atentado contra la dignidad de la persona humana como Dios la ha creado. Nosotros no condenamos a las mujeres que han sufrido esta práctica, víctimas de la ignorancia del pasado. Pero ellas se convierten en culpables si continúan creyendo que sea ésta una buena costumbre y la hacen perdurar”.
El Obispo subraya también que “el carácter sagrado de la vida, enseñado a los niños por la educación tradicional, es puesto en discusión por una banalización de la sexualidad por parte de los medios de comunicación, por los comportamientos irresponsables de los adultos que empujan a los jóvenes a una sexualidad precoz y por la práctica del aborto”. Sobre este punto la Carta afirma que “Un dramático fenómeno social son los abortos. Es un crimen. Pedimos a los padres que no repudien a las hijas que han quedado embarazadas ‘accidentalmente’ y que no las empujen hacia el aborto, sea cual sea la razón. Es necesario explicar a todas las personas implicadas en la práctica del aborto la gravedad que este acto tiene para los cristianos y sus consecuencias”.
En el documento se recuerda que “el pensamiento de Dios sobre la vida y la condición de la humanidad s encuentran expresados en los tres primeros capítulos del Génesis. Dios creando a la humanidad (hombre y mujer) le ha donado su dignidad (imagen y semejanza). Adán y Eva son cada uno y conjuntamente imagen de Dios. Ha sido el pecado el que ha llevado a la relación de dominación (o de sumisión) y de violencia entre hombre y mujer. La armonía ha sido restablecida por Jesucristo, Dios hecho hombre, nacido de la Virgen María”.
Justamente de Jesús se pueden sacar las enseñanzas fundamentales para una correcta relación hombre-mujer: “El comportamiento de Jesús respecto a la mujer va en contra de las costumbres de su pueblo, las cuales se parecen mucho a las nuestras. En los Evangelios, Jesús manifiesta respeto, amor y acogida por todas las mujeres que encuentra. Las mujeres le fueron fieles permaneciendo a su lado a los pies de la Cruz y son las primeras mensajeras de la Resurrección. La existencia desde el principio de la vida pública de Jesús de un grupo de mujeres entre sus discípulos nos interroga sobre el puesto de las mujeres en nuestra Iglesia- Familia. Tenemos que animar a las mujeres a ocupar su lugar en nuestra Iglesia – Familia. Busquemos los medios y los modos de animar a las adolescentes a prepararse para poder ‘ser mujeres’ sin complejos”. (L.M.) (Agencia Fides 9/2/2004; Líneas: 55; Palabras: 688)


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