VATICANO - "El mal y lo irracional no tienen la última palabra, sino el único Señor del mundo y de la vida es Cristo, el Verbo de Dios encarnado" recuerda el Papa en el ángelus, e invita a todos a prepararse para celebrar con fe el Año Paulino

lunes, 23 junio 2008

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – El Santo Padre Benedicto XVI ha hablado sobre la diferencia "entre los miedos humanos y el temor de Dios" antes de recitar el ángelus con los fieles reunidos en la plaza de San Pedro el domingo 22 de junio. Partiendo de las dos invitaciones de Jesús que se encuentran en el Evangelio del domingo - por una parte "no temáis a los hombres" y por otra "temed” a Dios (cfr Mt 10,26.28) - el Papa ha afirmado que "el miedo es una dimensión natural de la vida" que experimentamos desde pequeños, y que asume formas diferentes en la edad adulta. En nuestros días "se da una forma de miedo más profunda, existencial, que acaba en ocasiones en angustia: nace de un sentido de vacío, ligado a una cierta cultura penetradas por la influencia del nihilismo teórico y práctico”.
"Ante el amplio y variado panorama de los miedos humanos, la Palabra de Dios es clara: quien "teme" a Dios "no tiene miedo". El temor de Dios que las Escrituras definen como "el principio de la verdadera sabiduría" coincide con la fe en Él, con el respeto sacro por su autoridad sobre la vida y sobre el mundo... quien teme a Dios experimenta en sí la seguridad del niño en brazos de su madre, quien teme a Dios está tranquilo incluso en medio de las tempestades, pues Dios, como Jesús nos ha revelado, es un Padre lleno de misericordia y de bondad.... El creyente, por tanto, no se asusta con nada, pues sabe que está en las manos de Dios, sabe que el mal y lo irracional no tienen la última palabra, sino que el único Señor del mundo y de la vida es Cristo, el Verbo de Dios encarnado, que nos ha amado hasta sacrificarse a sí mismo, muriendo en la cruz por nuestra salvación. Cuanto más crecemos en esta intimidad con Dios, impregnada de amor, más fácilmente superamos toda forma de miedo”.
Antes de recitar la oración mariana, Benedicto XVI ha citado el testimonio de San Pablo, que "fortalecido por la presencia de Cristo y confortado por su amor, no tuvo miedo ni siquiera del martirio", y ha recordado la apertura del Año Jubilar que celebra el bimilenario de su nacimiento. "Que este gran acontecimiento espiritual y pastoral - ha continuado el Pontífice - suscite también en nosotros una nueva confianza en Jesucristo, que nos llama a anunciar y testimoniar su Evangelio, sin tener miedo de nada. Os invito, por tanto, queridos hermanos y hermanas, a prepararos para celebrar con fe el Año Paulino que, si Dios quiere, inauguraré solemnemente el próximo sábado, a las 18.00 horas, en la Basílica de san Pablo Extramuros”.
Después del ángelus Benedicto XVI ha recordado el naufragio, en el archipiélago de Filipinas, de un trasbordador tocado por el tifón Fengshen: "Asegurando mi cercanía espiritual a las poblaciones de las islas golpeadas por el tifón - ha dicho el Papa -, elevo una oración especial al Señor por las víctimas de esta nueva tragedia del mar, en la que, según parece, han quedado involucrados también numerosos niños". A continuación se ha unido a la alegría de las Religiosas Franciscanas de la Cruz de Líbano por la beatificación, en Beirut, de su Fundador, el beato Yaaqub de Ghazir Haddad, en el siglo Khalil, deseando que la intercesión del nuevo Beato A., unida a aquella de los Santos libaneses, "alcance para ese amado país, que ha sufrido demasiado, la gracia de avanzar finalmente hacia una paz estable". (S.L) (Agencia Fides 23/6/2008)


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