EUROPA/ITALIA - Cumbre de la FAO: las cifras alarmantes de la crisis alimentaria mundial. Los cambios climáticos, el aumento del precio del petróleo y las actividades especulativas son el punto central de la reunión

martes, 3 junio 2008

Roma (Agencia Fides) – 862 millones de pobres del mundo desnutridos, o personas que sobreviven con menos de dos dólares al día, gran parte de los cuales habita en países en vías de desarrollo. Este es el punto de partida dramático de la Cumbre mundial de la FAO que se inició hoy, 3 de junio, en Roma – y que concluirá el 5 de junio – sobre el tema: “Seguridad alimentaria mundial: los desafíos del cambio climático y de la bioenergía”. Junto con la FAO son también promotoras de la Cumbre –que prevé la participación de unos cincuenta Jefes de Estado y Ministros del Exterior– otras dos agencias de las Naciones Unidas comprometidas en los temas de la alimentación y la pobreza: el WFP (World Food Program) y la IFAD (International Food and Agricultural Development), una especie de banco mundial de microcrédito tomado prácticamente por asalto en los últimos meses por los agricultores de los países pobres.
Si el objetivo puesto por la ONU en 1996 era bajar para el 2015 a la mitad el número de pobres de todo el planeta, pasando de los 800 millones de entonces a los 400 millones, hoy el cuadro es dramáticamente negativo. No sólo no se está alcanzando el objetivo sino que en las últimas estimaciones los 862 millones de personas desnutridas a nivel planterio demuestran que la crisis es verdaderamente sin precedentes.
El problema urgente hoy en día es el aumento de los precios de muchos alimentos de primera necesidad a nivel mundial, y sobre este primer problema deberá concentrarse la Cumbre. El Secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, abriendo los trabajos esta mañana, subrayó algunas prioridades: ante todo la necesidad de producir más alimentos incrementando en un 50% la producción para el 2030, para así hacer frente a la demanda. Además puso en relieve la importancia de no realizar intervenciones puramente asistenciales, ya que provocan el fenómeno de la especulación en el mercado, por lo que son necesarias más bien las iniciativas de hermandad entre países ricos y países en vías de desarrollo. Finalmente, Ban Kimoon recordó que en el 2015 la población mundial llegará a 7.2 millones de personas, por lo que es necesario actuar rápidamente. También el Secretario de Estado de Ciudad del Vaticano, el Cardenal Tarcisio Bertone, intervino en la Cumbre dando lectura al Mensaje del Papa en el que, entre otras cosas, se afirma: “El hambre y la malnutrición son inaceptables en un mundo que, en realidad dispone de niveles de produción, de recursos y de conocimientos suficientes para poner fin a tales dramas y a sus consecuencias”.
Muchas y complejas son las causas de la situación actual: entre aquellas que están provocando mayores problemas está ante todo la subida alarmante del precio del petróleo que daña específicamente a los campecinos de los países pobres, para los cuales el transporte de sus productos, así como de los fertilizantes y las semillas, comienza a tener precios exorbitantes. Más graves aún resultan los cambios climáticos en algunas regiones del planeta, por ejemplo el “traslado” de las lluvias de un periodo a otro del año ha provocado verderos shocks en las producciones agrícolas, sin contar el aumento de la desertificación. Finalmente, un peso relevante en la crisis alimentaria mundial lo tiene también la especulación en los mercados mundiales, como sucedió recientemente con el arroz, producto base para la alimentación de cientos de millones de personas en toda Asia.
Un reciente reporte de la FAO elenca 22 países particularmente vulnerables a causa del alto porcentaje de hambre crónica entre la población (más de 30%) así como del hecho que son importadores netos de alimentos y energía. Entre los más golpeados por la crisis están Eritrea, Niger, las islas Comore, Haití y Liberia. Entre las acciones a breve plazo para afrontar la situación actual, la FAO indica que es urgente incrementar la producción alimentaria local. Las intervenciones deberían incluir la distribución de semillas, fertilizantes y alimento para ganando a los pequeños campecinos, mediante bonos o subvenciones. Según la agencia de las Naciones Unidas, un programa de este tipo, si se realiza de manera eficaz, puede incrementar la oferta en los países pobres y, en consecuencia, la disponibilidad de alimentos, y puede además aumentar la ganancia de los pequeños productores y reducir el aumento de los precios a nivel del mercado local. (Mtp) (Agencia Fides 3/6/2008)


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