AFRICA/SUDÁFRICA - “Los enfrentamientos de estos días son el fruto de una situación que se ha dejado marchitar durante mucho tiempo”, afirma un misionero

martes, 20 mayo 2008

Johannesburgo (Agencia Fides)- “Los enfrentamientos eran casi inevitables pues se dejó marchitar la situación por mucho tiempo”, dijo a Agencia Fides el p. Mario Tessarotto, Escalabriano que desde hace años se ocupa de asistencia a migrantes y refugiados en Sudáfrica. “En particular me refiero a la condición de los refugiados de Zimbabue. Estas personas, en fuga a raíz de las violencias y de la difícil condición económica de su país, no han sido reconocidas como refugiados por el gobierno sudafricano por una cuestión política, pues Sudáfrica apoya el régimen de Mugabe. Reconocer el status de refugiados a los zimbabuenses en fuga habría significado el reconocer que en su país existe una situación problemática”.
Alrededor de 3 millones de refugiados del Zimbabue se convirtieron en el chivo expiatorio de una situación social tensa que deriva de la fuerte desocupación de los setos más pobres de la población negra. Junto a ellos están los migrantes provenientes de otras naciones africanas, como Mozambique, Malawi, Kenia, sin olvidar que en Sudáfrica existen también otros refugiados “invisibles”, no reconocidos por el Estado, provenientes de las regiones de los Grandes Lagos (Burundi, Ruanda y República Democrática del Congo, ver Fides 26/5/2004). “Es una guerra entre pobres ya anunciada. Pero quien gobierna el país entonces se preocupaba por presentar los eventuales desórdenes como “un problema entre negros” para no asustar a los turistas y seguidores del fútbol que pretenden viajar a Sudáfrica para el mundial de fútbol del 2010. Esta política ha demostrado todos sus límites. La prensa sudafricana comienza a interrogarse por el racismo, afirmando que es necesario etiquetar los incidentes no como xenófobos sino como raciales. En efecto, desde hace buen tiempo todos los extranjeros africanos son llamados peyorativamente: las violencias de estos días son el fruto de un recorrido de odio sembrado desde hace tiempo”, afirma p. Mario.
El misionero narra una situación aún más tensa: “los ataques son conducidos por grupos organizados de delincuentes que asesinan y cazan extranjeros para después quitarles las pocas cosas que tienen. La gente vive en el terror y se refugia donde puede: en las iglesias y en los comisariatos. Hay hasta 2mil personas en un solo comisariato. La policía cuida de Johannesburgo al tiempo que se discute el hacer intervenir al ejército. Se tema que la ola de violencias pueda extenderse al resto del país. La preocupación de todos es que si cae Sudáfrica caen las esperanzas de democracia y desarrollo de un entero continente”.
“Sudáfrica, bien o mal, es un país de referencia para todos los africanos. Por esto no podemos permitirnos perderlo. Todos los políticos sudafricanos expresan su condena por la violencia, pero es necesaria una política de desarrollo para hacer salir de la miseria a unos y otros. Nosotros misioneros hemos iniciado un proyecto de formación profesional y de desarrollo que involucra a los migrantes. Estamos enseñando a estas personas (entre ellos hay muchos instruidos, y hasta graduados) como crear cooperativas para la instalación y gestión de pequeños implantes de paneles solares, para producir electricidad y alimentar los bombas de agua para los pozos. Una vez formados esperamos ayudar a estas personas a regresar a sus países de origen e iniciar una actividad económica”, concluye p. Mario. (L.M.) (Agencia Fides 20/5/2008 líneas 38 palabras 542)


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