VATICANO - EL PAPA EN LA AUDIENCIA GENERAL: “JESÚS ES EL CORDERO INMOLADO SIN MANCHA, CUYA SANGRE PRECIOSA HA SIDO DERRAMADA PARA NUESTRO RESCATE. ES EL JUSTO QUE SE SACRIFICA POR LOS INJUSTOS PARA QUE PUEDAN VOLVER A IR HACIA DIOS”

miércoles, 14 enero 2004

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – Después de las fiestas navideñas, el Santo Padre ha retomado en la Audiencia de hoy, miércoles 14 de enero, el ciclo de catequesis sobre la Liturgia de las Vísperas, comentando el Cántico titulado “La Pasión voluntaria de Cristo, siervo de Dios” (cfr. 1 P 2, 21-24). “Como escuchamos el domingo pasado, fiesta del Bautismo del Señor, Jesús se revela desde el inicio de la actividad pública como el “Hijo predilecto”, en el que el Padre se complace – dijo el Santo Padre -y como el auténtico “Siervo de Yahvé” que libera al mundo del pecado a través de su Pasión y de la muerte en la Cruz”.
Refiriéndose la pasaje bíblico de la primera Carta de Pedro, de donde procede al canto, el Papa llamó la atención sobre los trazos del perfil de Cristo: “El aparece como el modelo que hay que contemplar e imitar, el “programa”, como se dice en el original griego, que hay que realizar sin dudarlo, conformándonos con sus opciones... Y los pasos del Maestro divino avanzan por una camino escarpado y difícil, como se lee en el Evangelio”.
La historia de la Pasión describe la actitud de Jesús “en aquel terrible y grandiosos suceso”... “el himno petrino delinea una síntesis admirable de la pasión de Cristo, perfilada por las imágenes de Isaías aplicadas a la figura del Siervo sufriente”. Comienza con la doble afirmación de su absoluta inocencia, su comportamiento se inspira en la mansedumbre y la dulzura, “su confianza era total y perfecta en la justicia divina que guía la historia hacia el triunfo del inocente”, el vértice de la narración “manifiesta el valor salvador del acto supremo de la entrega de Cristo: Cristo llevó «en su cuerpo» sobre «el leño», es decir, la Cruz, «nuestros pecados», para poder aniquilarlos. Siguiendo este camino, también nosotros, liberados del hombre viejo, con su mal y su miseria, podemos vivir «para la justicia», es decir, en santidad”.
EL Santo Padre concluyó su catequesis recordando la última frase del Cántico – “sus heridas nos han curado” - subraya el valor salvador del sufrimiento de Cristo, expresado con las mismas palabras utilizadas por Isaías para expresar la fecundidad salvadora del dolor sufrido por el Siervo del Señor”. (SL) (Agencia Fides 14/1/2004 Líneas: 30 Palabras: 411)


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