VATICANO - El Papa a la Plenaria de la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales: “la responsabilidad de los cristianos de trabajar por la paz y por la justicia y su compromiso irrevocable por el bien común son inseparables de su misión de proclamar el don de la vida eterna”

lunes, 5 mayo 2008

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - “¿En qué manera la solidaridad y la subsidiaridad pueden trabajar juntas en la búsqueda del bien común de modo que no sólo respete la dignidad humana, sino que le permita también prosperar?”. Es la pregunta al centro de los trabajos de la XIV Sesión Plenaria de la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales - que se realiza en el Vaticano del 2 al 6 de mayo sobre el tema “Buscar el bien común: como la solidaridad y la subsidiaridad pueden trabajar juntas” - que ha sido propuesta de nuevo por el Santo Padre Benedicto XVI en la audiencia concedida el 3 de mayo a los participantes en la Plenaria.
Desde un atento examen del significado de los términos se descubre que “la dignidad humana es un valor intrínseco de la persona creada a imagen y semejanza de Dios y redimida en Cristo - explicó el Papa -. El conjunto de las condiciones sociales que permiten a las personas realizarse colectivamente e individualmente, es el bien común. La solidaridad es la virtud que permite a la familia humana compartir en plenitud el tesoro de los bienes materiales y espirituales, y la subsidiaridad es la coordinación de las actividades de la sociedad para ayudar a la vida interna de las comunidades locales”. Estas definiciones, prosiguió el Papa, “pueden ser comprendidas adecuadamente sólo si se vinculan orgánicamente unas con otras y si se consideran una ayuda recíproca”.
“La solidaridad que une a la familia humana y los niveles de subsidiaridad que la refuerzan desde adentro - afirmó Benedicto XVI - deben colocarse siempre en el horizonte de la vida misteriosa del Dios Uno y Trino, en la que percibimos un amor inefable compartido por personas iguales, aunque distintas”. Por lo tanto “los principios de solidaridad y de subsidiaridad son indudablemente enriquecidos por nuestra fe en la Trinidad”, pero sobre todo “dichos principios tienen la potencialidad de poner a los hombres y mujeres en el camino que conduce al descubrimiento de su destino último y sobrenatural… Como consecuencia, la responsabilidad de los cristianos de trabajar por la paz y por la justicia y su compromiso irrevocable por el bien común son inseparables de su misión de proclamar el don de la vida eterna, a la que Dios llama a todo hombre y mujer”.
Examinando los principios de solidaridad y de subsidiaridad a la luz del Evangelio, el Santo Padre ha subrayado que éstos no son simplemente “horizontales”, sino que poseen una esencial dimensión vertical: “Jesús nos exhorta a hacer a los demás aquello que quisiéramos se haga a nosotros, a amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos… En este sentido la solidaridad auténtica, aunque comienza con el reconocimiento del valor igual del otro, se realiza sólo cuando pongo voluntariamente mi vida al servicio del otro. Esta es la dimensión ‘vertical’ de la solidaridad: soy impulsado a hacerme menos que el otro para satisfacer sus necesidades… Igualmente , la subsidiaridad, que alienta a los hombres y mujeres a instaurar libremente relaciones que donan la vida con cuantos están más cerca de ellos y de quienes son más directamente dependientes, y que exige de las más altas autoridades el respeto de dichas relaciones, manifiesta una dimensión ‘vertical’ dirigida al Creador del orden social… Cuando los responsables del bien común respetan el deseo natural humano de autogobierno basado en la subsidiaridad dejan espacio a la responsabilidad e iniciativa individuales, pero, sobre todo, dejan espacio al amor, que permanece siempre el ‘mejor camino de todos’. Revelando el amor del Padre, Jesús nos ha enseñado no sólo cómo vivir como hermanos y hermanas aquí, sobre la tierra, sino también que él mismo es el camino hacia la comunión perfecta entre nosotros y con Dios en el mundo que llegará”. Concluyendo su discurso, el Pontífice ha exhortado “a sondear las dimensiones ‘vertical’ y ‘horizontal’ de la solidaridad y la subsidiaridad”, con el fine de “proponer modalidades más eficaces para resolver los múltiples problemas que afligen a la humanidad en el umbral del tercer milenio”. (S.L.) (Agencia Fides 5/5/2008; líneas 42, palabras 679)


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