VATICANO - "El santo Rosario no es una piadosa práctica relegada al pasado como una oración de otros tiempos en la que pensar con nostalgia. Por el contrario, el Rosario está conociendo casi una nueva primavera" subraya el Papa en la Basílica de Santa Maria La Mayor

lunes, 5 mayo 2008

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - "El santo Rosario no es una piadosa práctica relegada al pasado como una oración de otros tiempos en la que pensar con nostalgia. Por el contrario, el Rosario está conociendo casi una nueva primavera. Esto es sin duda, unos de los signos más elocuentes del amor que las jóvenes generaciones nutren hacia Jesús y hacia su Madre Maria”. Con estas palabras se ha expresado el Santo Padre Benedicto XVI, después del rezo del Santo Rosario, dirigiéndose a las fieles reunidos en la Basílica de Santa Maria La Mayor, la tarde del sábado 3 de mayo, primer sábado del mes.
En su discurso el Papa ha recordado que para las personas de su generación "las tardes de mayo evocan dulces recuerdos ligados a las citas vespertinas para rendir homenaje a la Virgen", pero también hoy estamos asistiendo casi a "una nueva primavera" para el Rosario. "En el mundo actual tan disperso, esta oración ayuda a poner Cristo en el centro - ha continuado el Papa -, como hacia la Virgen, que meditaba interiormente todo lo que se decía de su Hijo, y luego lo que Él hacía y decía. Cuando se recita el Rosario se reviven los momentos importantes y significativos de la historia de la salvación; se recorren las diversas etapas de la misión de Cristo. Con Maria se orienta el corazón al misterio de Jesús. Se pone a Cristo en el centro de nuestra vida, de nuestro tiempo, de nuestras ciudades, por medio de la contemplación y meditación de sus santos misterios de alegría, de luz, de dolor y de gloria”.
Concluyendo su discurso, Benedicto XVI ha invitado a permanecer unidos espiritualmente a la Virgen Maria con la oración a lo largo de todo el mes, y particularmente "en estos días que nos preparan a la solemnidad del Pentecostés… invocando para la Iglesia una renovada efusión del Espíritu Santo". A continuación ha confiado a la oración de todos, las intenciones más urgentes de Su ministerio, las necesidades de la Iglesia, los grandes problemas de la humanidad: "la paz en el mundo, la unidad de los cristianos, el diálogo entre las culturas". Pensando en particular en Roma y en Italia, ha invitado por último, a pedir por el logro de los objetivos pastorales de la Diócesis y por el desarrollo solidario del País. (S.L) (Agencia Fides 5/5/2008; Líneas: 30 Palabras: 436)


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