EUROPA/ITALIA - "Nuestra misión…en todas las fronteras de lo humano": entrevista a mons. Máximo Camisasca, Superior general de la Fraternidad Sacerdotal de los Misioneros de San Carlos Borromeo

sábado, 3 mayo 2008

Roma (Agencia Fides) - la Fraternidad Sacerdotal de los Misioneros de San Carlos Borromeo, fundada en 1985 por mons. Máximo Camisasca, cuenta hoy con un centenar de sacerdotes y unos treinta seminaristas y está presente en una veintena de naciones. La Agencia Fides ha dirigido algunas preguntas al Superior general de la Fraternidad, mons. Camisasca

Mons. Camisasca, Vd. mantiene un regular correspondencia con sus sacerdotes enviados por todo el mundo. ¿Cuál es la realidad misionera que percibe a través de sus testimonios?
Nuestra misión se desarrolla en todos los ambientes de la vida: parroquia, escuela, universidad, mundo del trabajo, pero también en hospitales y cárceles, en definitiva, en todas las fronteras de lo humano. Por ejemplo, me escribe el padre Aldo que está en Asunción (Paraguay) acompañando a enfermos terminales: “Estoy descubriendo que ayudar a morir es tan importante como ayudar a vivir. ¡Si viera que competición de caridad entre médicos, enfermeros, voluntarios! ¡Y pensar que nosotros no hemos movido ni un dedo! La Divina Providencia ha hecho y hace todo."
La relación personal con aquellos que nos han sido confiados constituye el centro de la nueva evangelización. Don Ubaldo Orlandelli, capellán en una cárcel de Novosibirsk (Siberia), escribe de un preso que "después de algunos encuentros conmigo, puso en el dormitorio una estantería con libros, folletos, colección de oraciones y una Biblia. Encima ha escrito 'Somos una cosa sola'. Sea con la oración, sea a través de los encuentros que tengo, todos me enseñan la unidad entre fe y vida."
En el encuentro con la gente les llevamos la unidad que vivimos entre nosotros, desde América del Sur a Alemania, desde Taiwán a Kenia: "Kahawa Sukari - me escribe desde Nairobi don Alfonso Poppi - es el punto en el cual toda la Fraternidad comienza a vivir a través de nuestras míseras vidas. Pobres, pero siempre relucientes por la pasión por el destino de los hombres".

¿Cuáles son las etapas fundamentales de la historia de la Fraternidad y cuáles los puntos cardinales en los que se apoya la experiencia misionera?
Nuestra Fraternidad nació en 1985 en Roma a partir de un grupo de sacerdotes. En ese momento éramos seis y por impulso de don Giussani, al pertenecer todos al Movimiento de Comunión y Liberación, decidimos preguntarle al Cardenal Poletti, entonces Vicario del Papa para la diócesis de Roma, que nos incardinara en su diócesis para formar una asociación misionera. El objetivo era, y es, anunciar a Cristo en el mundo según el acento con el cual nosotros mismos lo habíamos encontrado, principalmente formando casas de tres o más sacerdotes. La comunión vivida, la unidad de vida, constituye el primero y fundamental testimonio de Cristo. Desde entonces, poco a poco, se han incorporado a esos seis, otros sacerdotes que han salido del seminario que nació en el mismo 1985. Hoy los sacerdotes son cien y más de treinta seminaristas.

¿Cómo ha cambiado la acogida de los misioneros europeos en otros continentes y cuál es la situación de la misión en Occidente?
Nos hemos encontrado bien casi en todas partes. Allí donde hay más dificultades nos hemos visto sorprendidos por el sorprendente afecto de la gente, del calor de nuestros hermanos y sobre todo del amor que nos tiene Cristo a cada uno de nosotros. Ciertamente las mayores dificultades parecen estar en el occidente. Se trata de regenerar desde las raíces la Iglesia a menudo encerrada en una obsesiva burocracia o en el relativismo de algunos de sus guías. Pienso en Alemania, en Estados Unidos a los que he dedicado mi último libro ("El nuevo Occidente" Ediciones San Pablo).

El pasado mes de diciembre Benedicto XVI inauguró en Roma la iglesia de la Virgen del Rosario a los Mártires Portuenses, confiada a la Fraternidad de San Carlos: ¿qué significa ser misioneros en Roma, centro de la cristiandad?
En la Diócesis de Roma nos han confiado dos parroquias. No es difícil ser misionero en Roma, por todas partes encontramos personas adultas que han crecido en un sitio de antigua cristiandad, pero también jóvenes, chicos, niños. Nuestros encuentros son siempre multitudinarios. El centro juvenil dirigido por don Sergio Ghioen Colle Oppio es, según el Cardenal Ruini, una de las experiencias más significativas de misión entre los jóvenes en toda la ciudad.

Hace poco, el 31 de marzo, emitió los votos temporales la primera religiosa de las Misioneras de San Carlos Borromeo: ¿qué impresión le produce este “nuevo inicio”?
Las Misioneras de San Carlos son una flor nueva totalmente inesperada. Han nacido y están dando los primeros pasos por iniciativa de una joven lombarda, Rachele Paiusco. Desean como nosotros, vivir en pequeñas casas en misión. Siguiéndoles estoy redescubriendo muchas cosas que ya sabía, pero que he recordado de nuevo, y están alimentando este tiempo de mi madurez: Maria como forma de la vida de todo fiel, la sensibilidad y la fuerza de la mujer en la Iglesia y en la sociedad… Pero sobre todo estoy aprendiendo a gozar de este nuevo fruto del Espíritu de Dios, más bello aún porque no lo he sido yo quien lo ha imaginado.

Otra "flor" de estos tiempos ha sido el nombramiento de don Paolo Pezzi como Arzobispo de la Archidiócesis de la Madre de Dios en Moscú: ¿cuáles son los desafíos que la Iglesia (y la Fraternidad S. Carlos) deben afrontar en una realidad eclesiástica y social tan singular como es la rusa?
También el nombramiento de Don Paolo como Arzobispo ha llegado de forma totalmente inesperado, un regalo de Dios, pero también una nueva responsabilidad. Su ministerio episcopal puede gozar de los frutos de la labor de Monseñor Tadeusz Kondrusiewicz, su predecesor en Moscú. Don Paolo ha encontrado una diócesis que ya se mantiene en pie, aunque es joven. Todas las parroquias tiene su párroco, hay una bella Catedral, una bella Curia. Ahora se trata de lanzar una vez más, la invitación a los jóvenes y a los adultos que reconocen en la Iglesia católica un lugar significativo para su existencia. Sin ninguna competición con la Iglesia ortodoxa, pero en una comunión de servicio al único Dios.

El reciente viaje de Benedicto XVI en Estados Unidos muestra como el Santo Padre encarna, el primero, la experiencia de la misión: ¿cuál es la relación de la Fraternidad de S. Carlos con el Sucesor de Pedro?
Hemos sido reconocidos como Instituto de derecho pontificio en 1999 por Juan Pablo II. Su Pontificado ha ocupado toda nuestra vida, la amplitud de su corazón misionero e itinerante ha dilatado el nuestro. Conozco desde hace muchos años a Benedicto XVI y encuentro en su Magisterio la señal más alta de la Misericordia de Dios hacia los hombres desorientados y confusos.

La Fraternidad Misionera de San Carlos Borromeo - Ficha
1985: se funda la Fraternidad por don Massimo Camisasca y un pequeño grupo de sacerdotes.
El 7 de septiembre 1985 don Massimo Camisasca es elegido Superior General de la recién nacida Fraternidad. Forman parte de la misma 7 sacerdotes y 10 seminaristas
1989: la Fraternidad es reconocida como Sociedad de vida apostólica de derecho pontificio por Juan Pablo II. El primer seminarista formado por la Fraternidad llega a ser sacerdote.
1999: la Fraternidad de San Carlos recibe el reconocimiento pontificio.
2003: se abre la sección latino-americana del seminario en la Ciudad de México.
2008: Actualmente forman parte de la Fraternidad San Carlos un centenar de sacerdotes presentes en 20 países, en los cuatro continentes. Son cerca de treinta los seminaristas distribuidos en el seminario de Roma y en la sección de la Ciudad de México. (P.C) (Agencia Fides 3/5/2008; Líneas: 102 Palabras: 1.280)


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