VATICANO - AUDIENCIA DEL PAPA A LA CURIA ROMANA PARA LA FELICITACIÓN NAVIDEÑA - “EL FIN POR EL QUE TODOS JUNTOS NOS FATIGAMOS ES ÚNICO: ANUNCIAR EL EVANGELIO DE CRISTO PARA LA SALVACIÓN DEL MUNDO. ES UNA MISIÓN QUE QUEREMOS REALIZAR CON ESPÍRITU DE FE Y CON DISPONIBILIDAD AL SACRIFICIO”

lunes, 22 diciembre 2003

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – Con una calurosa invitación a la “alegría espiritual” porque, como dice la liturgia de este periodo, “Ha descendido del cielo el Salvador del mundo”, el Santo Padre se dirigió esta mañana a los miembros de la Familia Pontifica y de la Curia Romana a los que recibió en audiencia para la presentación de la felicitación navideña.
“Estoy espiritualmente cerca de todos vosotros. Agradezco el trabajo que ofrecéis al servicio de esta Cátedra de Pedro, cada uno según sus propias competencias y sus propios cargos- dijo el Santo Padre. Que Jesús, que nace, os llene con sus dones de gracia y de bondad, y os recompense por el esfuerzo cotidiano, que con frecuencia ofrecéis en el silencio y en lo escondido. Haced llegar estos sentimientos míos a los sacerdotes, a los religiosos y a los laicos que colaboran con vosotros. El fin por el que todos juntos nos fatigamos es único: anunciar el Evangelio de Cristo para la salvación del mundo. Es una misión que queremos realizar con espíritu de fe y con disponibilidad al sacrificio, si fuera necesario, hasta la «passio sanguinis», de la que habla san Agustín. Como observa el obispo de Hipona, estamos de hecho al servicio de una grey que no ha sido comprada ni con oro ni con plata, sino con la sangre de Cristo”.
Juan Pablo II recomendó después : “Que en el centro de vuestra vida esté siempre y sólo Él: ¡Cristo! Con el pasar de los años se hace cada vez más profunda en mí esta convicción: Jesús nos pide que seamos sus testigos, que nos preocupemos sólo de su gloria y del bien de las almas”. El amor a Cristo impulsó al Santo Padre a escribir la Encíclica “Ecclesia de Eucharistia”, así como la Exhortación post-sinodal “ecclesia in Europa” y “Pastores gregis” y ese mismo amor ha guiado también los viajes apostólicos de este año a España, a Croacia, a Bosnia y Herzegovina, y a la República Eslovaca. “La conciencia del anhelo de Cristo para que se alcance la unidad de los creyentes - «ut unum sint»- me ha llevado por último a intensificar los contactos ecuménicos con los representantes de las veneradas Iglesias ortodoxas, con el primado de la Comunión anglicana y con los exponentes de las demás Iglesias y Comunidades eclesiales, en particular con las que actúan en Europa”.
El Papa se centró después a hablar del continente europeo que “ha vivido este año y sigue viviendo una fase crucial de su historia, mientras amplía las fronteras a otros pueblos y naciones. Es importante que Europa, enriquecida a través de los siglos por el tesoro de la fe cristiana, confirme estos orígenes y revivifique estas raíces. La contribución más importante que están llamados a dar los cristianos a la construcción de la nueva Europa es ante todo su fidelidad a Cristo y al Evangelio. Europa tiene necesidad en primer lugar de santos y de testigos”. Por último el Santo Padre señaló otro compromiso más urgente que nunca: “para nuestra época, que ve cómo se siguen condensando en el horizonte riesgos y amenazas para la convivencia serena de la humanidad: ¡ser testigos de paz; educar en la paz!” (SL) (Agencia Fides 22/12/2003 Líneas: 44 Palabras: 594)


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