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Lwena (Agencia Fides/Ans) – Después de 20 años de enfrentamientos, Angola es un país devastado: muertos, malnutrición, destrucción. Se calcula que se han sembrado por el territorio 15 millones de minas que todavía no han explotado y el problema de los refugiados internos tampoco está resuelto. Esta actividad asistencial comenzó en el 2000 con 7.000 prófugos a los que se les daba alimento, vestido, atención médica y formación profesional. A principios del 2002, con la muerte el 22 de febrero del líder de la guerrilla Jonas Savimbi, el flujo de los refugiados aumentó. El gobierno de Angola y los organismos de solidaridad decidieron entonces abrir un Centro de paso para refugiados internos. –El encargo fue asignado a los Salesianos. “La comunidad aceptó, nos lanzamos al desafío de devolver la esperanza a quien no la tenía” dice en una carta Don Santiago Christophersen. “Al término de la guerra – añade Don Santiago - la distribución de alimentos en los campos de refugiados no nos ha impedido el trabajo pastoral. Después de varios años muchas personas han recibido de nuevo los sacramentos. Hemos atendido a 15.000 personas a los que les hemos ofrecido una primera alfabetización para adultos y el oratorio para los más pequeños”. En marzo del 2002, el gobierno pidió reabrir el Centro de acogida para los ex soldados de la UNIDAD con sus familias. En un mes nacieron 22 niños, todos con nombres de santos salesianos, dado que los padres nos pedían una sugerencia. En agosto del 2002 el ACNUR pidió si el centro podría acoger a los refugiados angoleños provenientes del Congo (RDC) y del Zaire. Ahora en el mes de diciembre, el Centro ha acogido ya a 1.200 personas. Los refugiados se pueden asear, recibir comida tres veces al día, ser informados sobre el peligro de las minas, sobre la prevención del SIDA y los niños pueden frecuentar la escuela. (SL) (Agencia Fides 19/12/2003 Líneas: 26 palabras: 340)
