VATICANO - El Papa Benedicto XVI en Estados Unidos - "La Iglesia ha unido rebaños muy diversos en la profesión de fe y, a través de sus muchas obras educativas, caritativas y sociales, también ha contribuido de modo significativo al crecimiento de la sociedad americana”

martes, 22 abril 2008

Nueva York (Agencia Fides) - "La celebración de hoy es también un signo del crecimiento impresionante que Dios ha concedido a la Iglesia en vuestro País en los pasados doscientos años. A partir de un pequeño rebaño… la Iglesia en América ha sido edificada en la fidelidad a los dos mandamientos del amor a Dios y del amor al prójimo. En esta tierra de libertad y oportunidades, la Iglesia ha unido rebaños muy diversos en la profesión de fe y, a través de sus muchas obras educativas, caritativas y sociales, también ha contribuido de modo significativo al crecimiento de la sociedad americana en su conjunto”. Es un pasaje de la homilía del Santo Padre Benedicto XVI pronunciada durante la Concelebración Eucarística que presidió en el Yankee Stadium de Nueva York la tarde del domingo 20 de abril.
"En esta Misa, la Iglesia que peregrina en los Estados Unidos celebra el Bicentenario de la creación de las sedes de Nueva York, Boston, Filadelfia y Louisville por la desmembración de la sede madre de Baltimore- ha recordado el Papa en la homilía -. La presencia, en torno a este altar, del Sucesor de Pedro, de sus Hermanos Obispos y sacerdotes, de los diáconos, de los consagrados y consagradas, así como de los fieles laicos procedentes de los cincuenta Estados de la Unión, manifiesta de forma elocuente nuestra comunión en la fe católica que nos llegó de los Apóstoles”. Tomando ocasión de las lecturas bíblicas proclamadas durante la liturgia de la Palabra del V domingo de Pascua, el Santo Padre ha subrayado que "la unidad de la Iglesia no tiene más fundamento que la Palabra de Dios, hecha carne en Cristo Jesús, Nuestro Señor. Todos los signos externos de identidad, todas las estructuras, asociaciones o programas, por válidos o incluso esenciales que sean, existen en último término únicamente para sostener y favorecer una unidad más profunda que, en Cristo, es un don indefectible de Dios a su Iglesia". Además ha recordado que la unidad de la Iglesia es "apostólica", es decir es " es decir, una unidad visible fundada sobre los Apóstoles, que Cristo eligió y constituyó como testigos de su resurrección”.
Deteniéndose en los dos términos "autoridad" y "obediencia", el Papa ha reconocido que "no son palabras fáciles que pronunciar hoy", en cuánto representan " representan “una piedra de tropiezo” para muchos de nuestros contemporáneos, especialmente en una sociedad que justamente da mucho valor a la libertad personal”. Sin embargo, el Evangelio nos enseña "que la verdadera libertad, la libertad de los hijos de Dios, se encuentra sólo en la renuncia al propio yo, que es parte del misterio del amor. Sólo perdiendo la propia vida, como nos dice el Señor, nos encontramos realmente a nosotros mismos … Por tanto, la verdadera libertad es un don gratuito de Dios, fruto de la conversión a su verdad, a la verdad que nos hace libres … A la luz de la fe, en la comunión de la Iglesia, encontramos también la inspiración y la fuerza para llegar a ser fermento del Evangelio en este mundo”.
En la segunda lectura se presenta la descripción de la Iglesia: "Cristo, resucitado de entre los muertos, es la piedra angular de un gran templo que también ahora se está edificando en el Espíritu. Y nosotros, miembros de su cuerpo, nos hacemos por el Bautismo “piedras vivas” de ese templo” ha dicho al Papa. La oferta que estamos llamados a realizar, ha explicado el Pontífice, es "dirigir todo pensamiento, palabra o acción a la verdad del Evangelio, o a dedicar toda nuestra energía al servicio del Reino de Dios… Sólo así podemos edificar algo que sea realmente duradero. Sólo así nuestra vida encuentra el significado último y da frutos perdurables”.
Recordando los dos siglos de historia de la Iglesia en Estados Unidos, el Pontífice ha afirmado que en estos 200 años el rostro de la comunidad católica “ha cambiado grandemente”, a causa de las oleadas continuas de emigrantes. A continuación ha citado la fe firme "que edificó la cadena de Iglesias, instituciones educativas, sanitarias y sociales"; los innumerables padres que han transmitido la fe a sus hijos; " el ministerio cotidiano de muchos sacerdotes que han gastado su vida en el cuidado de las almas, en la contribución incalculable de tantos consagrados y consagradas”. "La celebración actual - ha continuado el Papa - es algo más que una ocasión de gratitud por las gracias recibidas: es una invitación para proseguir con la firme determinación de usar sabiamente la bendición de la libertad, con el fin de edificar un futuro de esperanza para las generaciones futuras”.
La dignidad propia del cristiano recordada por el apóstol Pedro- "Ustedes son una raza elegida, un sacerdocio real, una nación consagrada, un pueblo adquirido por Dios para proclamar las hazañas del que les llamó a salir de la tiniebla y a entrar en su luz maravillosa” (1 P 2,9). - son también "un desafío y una fidelidad cada vez más grande a la herencia gloriosa recibida en Cristo" ha puesto en evidencia el Santo Padre. “Nos retan a examinar nuestras conciencias, a purificar nuestros corazones, a renovar nuestro compromiso bautismal de rechazar a Satanás y todas sus promesas vacías. Nos retan a ser un pueblo de la alegría, heraldos de la esperanza que no defrauda. nacida de la fe en la Palabra de Dios y de la confianza en sus promesas”.
La invocación que cada día viene dirigida al Padre - "Venga tu Reino - "debe forjar la mente y el corazón de todo cristiano de esta Nación. Debe dar fruto en el modo en que ustedes viven su esperanza y en la manera en que construyen su familia y su comunidad.- ha continuado el Papa -. Quiere decir afrontar los desafíos del presente y del futuro confiados en la victoria de Cristo y comprometiéndose en extender su Reino. Comporta no perder la confianza ante resistencias, adversidades o escándalos. Significa superar toda separación entre fe y vida, oponiéndose a los falsos evangelios de libertad y felicidad. Quiere decir, además, rechazar la falsa dicotomía entre la fe y la vida política… quiere decir esforzarse para enriquecer la sociedad y la cultura americanas con la belleza y la verdad del Evangelio, sin perder jamás de vista esa gran esperanza que da sentido y valor a todas las otras esperanzas que inspiran nuestra vida. Queridos amigos, éste es el reto que os presenta hoy el Sucesor de Pedro”.
Concluyendo la homilía, el Papa ha recordado la herencia extraordinaria dejada por las pasadas generaciones. "También en nuestros días la comunidad católica de esta Nación ha destacado en su testimonio profético en defensa de la vida, en la educación de los jóvenes, en la atención a los pobres, enfermos o extranjeros que viven entre ustedes. También hoy el futuro de la Iglesia en América debe comenzar a elevarse partiendo de estas bases sólidas". El último punto ha estado dedicado a los jóvenes: "Sobre todo a los jóvenes les confío asumir el gran reto que entraña creer en Cristo y lograr que esa fe se manifieste en una cercanía efectiva hacia los pobres. También en una respuesta generosa a las llamadas que Él sigue formulando para dejarlo todo y emprender una vida de total consagración a Dios y a la Iglesia, en la vida sacerdotal o religiosa”. (S.L) (Agencia Fides 22/4/2008; Líneas: Palabras:


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