VATICANO - EL PAPA A LOS OBISPOS DE SUDAN: “EL EJEMPLO DE FUERTE COMPROMISO Y DE CARIDAD CRISTIANA QUE OFRECEN SANTA JOSEFINA BAKHITA Y SAN DANIEL COMBONI, PUEDEN ARROJAR UNA GRAN LUZ SOBRE LA REALIDAD ACTUAL QUE DEBE AFRONTAR LA IGLESIA EN VUESTRO PAÍS”

martes, 16 diciembre 2003

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – “El Señor de la paz os conceda El mismo la paz siempre y en todos los ordenes” (2 Ts 3,16): es el deseo que ha dirigido Juan Pablo II a los miembros de la Conferencia de Obispos Católicos de Sudán a los que recibió en audiencia con ocasión de la visita “ad limina Apostolorum” en la mañana del lunes 15 de diciembre, recordando el”momento decisivo” que está viviendo el país “dos decenios de violento conflicto y de derramamiento de sangre son suficientes para ceder el paso a la reconciliación y la pacificación”.
En su discurso el Papa indicó a los Obispos “dos audaces testigos de la fe, dos personas santas” cuyas vidas están íntimamente ligadas a la tierra sudanesa: santa Giuseppina Bakhita y san Daniel Comboni. Santa Giuseppina Bakhita “experimentó la crueldad y la brutalidad con que puede ser tratado el hombre por el mismo hombre. Raptada y vendida como esclava cuando era todavía una niña, conoció muy bien desde muy temprano el sufrimiento y el dolor que todavía hoy aflige a innumerables hombres y mujeres de su patria en toda África y en el mundo. Su vida inspira a la firme determinación de trabajar de modo eficaz para liberar a las personas de la opresión y de la violencia, asegurando que sea respetada su dignidad en el pleno ejercicio de sus derechos”. Juan Pablo II señaló que la misma determinación “debe guiar a la Iglesia en Sudán hoy, mientras la nación pasa de la hostillidad y el conflicto a la paz y la concordia”. La vida de santa Bakhita “muestra claramente que el tribalismo y las formas de discriminación basadas en el origen étnico, en la lengua o la cultura no forman parte de una sociedad civil y no tiene ningun puesto en la comunidad de creyentes”.
El Santo Padre recordó después las privaciones, dificultades y dolores “que afligen a los que huyen de la guerra y la violencia especialmente a las mujeres y niños” y el notable empeño de las estructuras de la Iglesia por ayudar a los refugiados y prófugos a contribuir a la vida social del Sudán. En particular expresó su satisfacción por la presencia de cristianos en el actual gobierno y la reactivación dela Comisión para el Dialogo Interreligiosos que “permite constatar una vacilante apertura de los dirigentes civiles. Debéis hacer todo lo posible para animarlo a la vez que insistís en que pluralismo religioso sea respetado tal como viene garantizado por al Constitución de Sudán”... “Como sabéis muy bien a la Iglesia le corresponde hablar sin ambigüedad por aquellos que no tienen voz y ser levadura de paz y solidaridad, particularmente allí donde esos ideales son más frágiles y amenazados”.
Recordando después la figura de San Daniel Comboni, que “como sacerdote y Obispo misionero, trabajó incansablemente por hacer conocer y acoger a Cristo en África central”, el Papa recordó su preocupación de que “los mismos africanos desarrollasen un papel importante en la evangelización del continente”. Además realizó una gran labor de inculturación de la fe, trabajando por conocer las culturas y lenguas de las poblaciones locales: “su vida es un ejemplo que demuestra claramente que ‘la evangelización de la cultura y la inculturación del Evangelio son parte integrante de la nueva evangelización y son, por ello, una función propia del oficio episcopal’ (Pastores gregis 30).
Una prioridad de la misión de los Obispos es la atención de la formación permanente de los laicos, para ayudarles a “desempeñar su papel profético en una sociedad que no siempre reconoce y acepta la verdad y los valores del Evangelio. Esto vale de modo particular para vuestros catequistas: estos servidores de la Palabra necesitan una formación adecuada, tanto espiritual como intelectual, así como un apoyo moral y material. Sería útil además poner a disposición un catecismo sencillo en el lenguaje del pueblo. También los textos adecuados según las lenguas locales podrían ser preparados y distribuidos como medio para presentar a Jesús a aquellos que no conocen el mensaje cristiano y como instrumento para el dialogo interreligioso. Esto podría ser particularmente útil en las zonas donde no está la ley Sharia, sobre todo en la capital Jartum. A este respecto deseo también animar a que no abandonéis vuestros esfuerzos por establecer una Universidad católica en Jartum. Una institución de este tipo contribuiría enormemente en la labor que ya realiza la Iglesia en el ámbito de la educación elemental y secundaria y dando así frutos también en la educación superior. Una Universidad católica sería además de gran ayuda para vuestra misión de aseguraros maestros con la formación adecuada que puedan impartir una instrucción católica en las escuelas publicas”.
Exhortando a los Obispos a atender a los sacerdotes “con un amor especial y a considerarlos como valiosos colaboradores y amigos” el Santo Padre afirmó que los sacerdotes “están llamados a despegarse de las cosas materiales y dedicarse al servicio de los otros por medio del don total de si en el celibato”. El Papa exhortó a los Obispos a estar en constante contacto con los fieles, a prestarles atención a sus exigencias humanas y espirituales. Por último Juan Pablo II pidió la creación de una agencia de coordinación de los diversos programas de asistencia en las distintas regiones del país: “la agencia estaría abierta a representantes de otras denominaciones cristianas y de otras religiones, incluido el Islam, favoreciendo así un clima de confianza reciproca por medio de la común cooperación en los distintos ámbitos de la asistencia educativa y humanitaria”.
(SL) (Agencia Fides 16/12/2003 Líneas: 71 Palabras: 973)


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