VATICANO - MENSAJE DEL PAPA PARA LA 41 JORNADA MUNDIAL PARA LAS VOCACIONES: “NUESTRO PRIMER DEBER ES REZAR AL “DUEÑOS DE LA MIES” POR LOS QUE YA SIGUEN A CRISTO EN LA VIDA SACERDOTAL Y RELIGIOSA Y POR AQUELLOS QUE EL, EN SU MISERICORDIA, NO CESA DE LLAMAR A ESTA IMPORTANTE MISIÓN ECLESIAL”

sábado, 6 diciembre 2003

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – “Con motivo de la 41º Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, que tradicionalmente se celebra el cuarto domingo de Pascua, todos los fieles se unirán en una ferviente oración por las vocaciones al sacerdocio, a la vida consagrada y al servicio misionero. De hecho nuestro primer deber es rezar al “Dueño de la mies” por cuantos ya siguen a Cristo en la vida sacerdotal y religiosa y por aquellos que El en su misericordia no cesa de llamar para esta importante misión eclesial”. Es lo que recomienda el Santo Padre, Juan Pablo II, en su Mensaje enviado a los Obispos y a los fieles de todo el mundo con ocasión de la 41º Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones.
En el segundo párrafo de su mensaje titulado “Recemos por las vocaciones” el Papa señala que “la vocación al servicio exclusivo de Cristo en su Iglesia es un don inestimable de la bondad divina, que hay que implorar con insistencia y humilde confianza.... Reviste un valor especial la oración unida al sacrificio y al sufrimiento. El sufrimiento vivido como cumplimiento en la propia carne de lo que falta “a los sufrimientos de Casito por su Cuerpo que es la Iglesia” (Col 1,24) se convierte en una forma de intercesión totalmente eficaz”. Juan Pablo II prosigue deseando que “se intensifique cada vez más la oración por las vocaciones... Que todas las comunidades cristianas sean ‘auténticas escuelas de oración’, donde se reza para que no falten trabajadores en el vasto campo apostólico”.
Como toda la comunidad cristiana está llamada a la oración por las vocaciones, todo ministro debe pues atender a que se rece con perseverancia por las vocaciones: “Nadie mejor que el es capaz de comprender la urgencia de un recambio generacional que asegure personas generosas y santas que anuncien el Evangelio y administren los Sacramentos... De la santidad de los que han recibido la llamada depende la fuerza de su testimonio, capaz de atraer a otras personas, empujándolas a confiar la propia vida a Cristo. Esta es la manera de contrastar la disminución de las vocaciones a la vida consagrada, que amenaza la existencia de muchas obras apostólicas, sobre todo en los países de misión”.
El Mensaje concluye con una oración del Santo Padre en la que se pide al Señor misericordiosos y santo para que nunca falten vocaciones en la Iglesia y que ayude a los que han recibido una llamada a seguirlo para que “contemplando tu rostro, respondan con alegría a la maravillosa misión que les confías por el bien de tu pueblo y de todos los seres humanos”.
(SL) (Agencia Fides 6/12/2003 Líneas: 39 Palabras: 501)


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